Los partidarios de la expresidenta Dilma Rousseff salieron a la calle la noche del miércoles para protestar contra su destitución, en manifestaciones que culminaron con daños en propiedades y enfrentamientos con la policía en la ciudad más grande de Brasil, Sao Paulo.

CNN

Los legisladores votaron el miércoles a favor de destituir a Rousseff (61 a favor, 20 en contra), hallándola culpable de violar leyes presupuestarias en un juicio político.

Michel Temer, exvicepresidente de Rousseff que ha estado sirviendo como presidente interino desde su suspensión en mayo, asumió el cargo de presidente y cumplirá el resto de su mandato, hasta la elección de 2018. Temer, líder del Partido del Movimiento Democrático Brasileño, prestó juramento el miércoles por la tarde.

La policía se alineó en las calles para frenar las manifestaciones, que se volvieron violentas, con actos de vandalismo y daños a vehículos policiales. La policía lanzó gases lacrimógenos contra algunos partidarios de Rousseff en un intento de sofocar las protestas.

Temer, de 75 años, hereda, junto con las llaves del palacio presidencial en Brasilia, una economía maltrecha.

«Este es un momento de esperanza, para reconstruir la confianza en Brasil. La incertidumbre ha llegado a su fin Es el momento de unificar el país», dijo el nuevo presidente, en un intento de llevar la calma a las calles y tranquilizar a los brasileños.

La votación del miércoles marcó la culminación de un largo y polémico proceso de juicio político.

Rousseff, de 68 años y una exguerrillera que fue torturada durante la dictadura, dijo a principios de esta semana que no había cometido ningún crimen.

Aunque fue destituida, no fue inhabilitada para competir de nuevo en una elección.

La heredera del popular expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, había sido reelegida por un estrecho margen en 2014, pero una recesión y un enorme escándalo de corrupción, que afecta a varios partidos, puso fin a su mandato.