La compañía petrolera estatal de Venezuela —la fuente más grande de dinero del país— está preocupada por el posible impago de sus bonos la próxima semana.

Petróleos de Venezuela S.A., o PDVSA, no llegó a un acuerdo con los inversores para aplazar el pago de la deuda de tres años. La compañía dijo que está extendiendo su fecha límite por tercera vez para que los inversores puedan aceptar el trato este viernes en la noche. Esta vez, advirtió la compañía, las cosas podrían complicarse.

«Los bajos precios del petróleo afectarán de manera adversa la capacidad de la compañía de generar flujo de caja de operaciones», explicó PDVSA en un comunicado este lunes por la noche. “Si las ofertas de canje no son exitosas, podría ser más difícil para la compañía hacer pagos programados de su deuda existente”.

PDVSA debe pagar 1.600 millones de dólares en capital e intereses con un plazo al octubre 28 y otro plazo por bonos separados se vence el 2 de noviembre por 2.900 millones.

No está claro si PDVSA podría caer en cese de pagos o si está tratando de convencer a los inversores para que tomen el acuerdo.

“No sé si están preparados para un cese de pagos, creo que es más que nada una amenaza. La preocupación es que ellos [PDVSA] ya empezaron a hablar de ello”, dijo Siobhan Morden, jefe de estrategia de ingresos de América Latina de la firma Nombra Holdings.

En total, Venezuela está pidiendo a los inversores un intercambio de 5.300 millones de dólares en bonos senior que se vencen en 2017 junto a bonos ‘senior garantizados’ que se vencen en 2020, permitiendo esencialmente que el gobierno retrase los pagos.

Pero PDVSA no ha sido capaz de atraer lo suficiente a los inversores para que acepten la oferta. Lo que hizo que Standard & Poor cortara su calificación para PDVSA a mediados de septiembre dos niveles por encima del default.

PDVSA representa mucho más que una compañía petrolera en Venezuela, pues es el sustento de ese país. Los envíos de petróleo representan más del 95% de las ganancias por exportaciones. Ese dinero es el que el gobierno necesita con urgencia para pagar las importaciones de alimentos y medicinas que escasean en el país.

Las cosas en Venezuela han estado tan mal administradas que la producción de petróleo en ese país alcanzó su mínimo en los últimos 13 años después del verano luego de que proveedores de servicios petroleros como Schlumberger redujeran dramáticamente sus operaciones a principio de este año debido al impago de las facturas.

Muchas compañías estadounidenses han dejado de vender en el país debido a que el valor de su moneda sigue a la baja.

A pesar de estar en las reserva de petróleo más grande del mundo, Venezuela se está quedando sin comida, medicina y dinero y sus ciudadanos están pasando hambre. Y las cosas podrían ponerse mucho peor si PDVSA no cumple con sus pagos.

“Se están quedando sin dinero y se están quedando sin pista, así que necesitan vender los bonos”, dice Russ Dallen socio gerente de Caracas Capital Markets, una firma basada en Miami. “Venezuela está desesperada por dinero”.

Se espera que la economía de Venezuela se contraiga en 10% este año, mientras que la inflación puede dispararse en 475%, según las más recientes estimaciones del Fondo Monetario Internacional.

China, el más grande prestamista de Venezuela, ha dejado de prestarle dinero en efectivo a ese gobierno suramericano.

Con ese oscuro telón de fondo, el Congreso controlado por la oposición trata de ganar el apoyo suficiente para apoyar un referendo revocatorio para sacar del poder al presidente Nicolás Maduro.

Más de un millón de personas protestaron en Caracas, la capital, este mes.

Sin embargo, Maduro está luchando para que todas las posibilidades de que ocurra ese voto se desvanezcan.

El gobierno de Maduro no tiene dinero en efectivo y algunos expertos temen que si incluso PDVSA logra el pago de su deuda, las reservas del gobierno realmente se disminuyan.

El Banco Central de Venezuela tiene sólo 12.000 millones de dólares en reservas, la mayor parte de ellas en oro.

Por ahora, no hay luz al final del túnel en Venezuela, que necesita vender petróleo para sobrevivir. Su posesión más preciada está ahora en riesgo.

“Ya ha habido un colapso extremo en su economía y podría volverse peor si hay una interrupción en las exportaciones del petróleo”, puntualiza Morden.