Perú celebrará las primeras elecciones legislativas anticipadas de su historia, con las que el presidente Martín Vizcarra, espera poner fin al control absoluto que la mayoría opositora fujimorista ejercía en el Parlamento desde 2016.

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El Presidente peruano decidió disolver al Congreso para resolver la crisis política. Crédito: EFE

Los sondeos pronostican que el partido de derecha populista de Keiko Fujimori, hija del encarcelado expresidente Alberto Fujimori (1990-2000), perderá decenas de bancas ganadas en 2016 (73 de un total de 130). El control del Congreso le permitió al partido de Keiko maniatar al entonces presidente Pedro Pablo Kuczynski hasta forzarlo a renunciar en 2018.

“El ganador de la elección va a ser Martín Vizcarra, porque habrá logrado cambiar el Congreso hostil de los últimos años y alterar la correlación de fuerzas existente en el anterior parlamento”, dice a la AFP el analista político Augusto Álvarez Rodrich.

Salpicada por el escándalo de corrupción de la constructora brasileña Odebrecht, Keiko estuvo 13 meses en prisión preventiva, lo que ha mermado su popularidad después de que acariciara la presidencia de Perú en los comicios de 2011 y 2016.

También está dañada la imagen de su principal aliado, el partido socialdemócrata APRA, cuyo líder Alan García, dos veces presidente de Perú (1985-1990 y 2006-2011), se suicidó en abril pasado cuando iba a ser detenido por ese mismo escándalo. Sin bancada propia

Los comicios servirán para cerrar una crisis política marcada por recurrentes choques entre el ejecutivo y el poder legislativo, que llevaron a Vizcarra a cerrar el Congreso unicameral y convocar a nuevos comicios parlamentarios el pasado 30 de septiembre.

La oposición reaccionó denunciando un “golpe de Estado” y juramentó a la vicepresidenta Mercedes Aráoz como “presidenta encargada”, pero renunció al día siguiente. Además, la oposición recurrió al Tribunal Constitucional, pero éste validó la disolución al dictaminar que Vizcarra se había ajustado a los preceptos de la carta magna.

A pesar de la alta tensión, el cierre del Congreso no generó protestas en las calles, en medio de un clima tenso en la región, porque el 90% de los peruanos apoyó la disolución, según las encuestas.

Los sondeos proyectan un Parlamento fragmentado, que ninguna bancada podrá manejar a su antojo, lo que hace prever alianzas de partidos centristas, que figuran con mayor intención de voto. La ironía es que pese a que Vizcarra “no tendrá bancada (propia), logrará una relación más llevadera con los partidos de centro que logren mayoría en el nuevo Congreso”, destaca Álvarez.

Fuente: El Comercio, nota original: LINK