Hasta hace dos años en la región se desconocía el nombre de Nayib Bukele, el actual presidente de El Salvador, quien comenzó su carrera política siendo alcalde de dos ciudades del país hace nueve años. Ahora el mandatario, de 39 años, es el más popular que ha tenido el país y también uno de los más polémicos tras la reciente destitución de funcionarios del Poder Judicial, a tan solo horas de que el nuevo legislativo, dominado por partidos afines a él, se posesionara.

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Créditos EFE

Bukele, quien con su gran influencia en las redes sociales ha sentado un precedente, triunfó en primera vuelta en 2019 y rompió con la hegemonía bipartidista que existía en el país desde el fin de la guerra civil en 1992 y en marzo se impuso en las legislativas, registró Clarín.

Para diversos analistas lo que está sucediendo en El Salvador es básicamente un producto de las elecciones del 28 de febrero, cuando el partido del presidente, Nuevas Ideas (NI), arrasó en los comicios parlamentarios y dejó a los partidos tradicionales Arena (derecha) y la exguerrilla izquierdista Farabundo Martí Para la Liberación Nacional (FMLN) convertidos en minoría, tras décadas de supremacía.

El mandatario, con su habitual estilo informal de jeans, medias de colores, chompa de cuero y gorra, ha impulsado su imagen en redes sociales y todos los anuncios importantes los realiza en Twitter, donde es común verlo responder a sus detractores, como en los últimos días tras las destituciones de los cinco magistrados y del fiscal general, Raúl Melara, por parte del Congreso, donde sus aliados tienen 61 de 84 escaños.

“Si la oposición gana en Nicaragua, dejarían a la Corte y la fiscal sandinista. Si la oposición logra ganar en Honduras, dejarían a la Corte y fiscal de JOH (Juan Orlando Hernández). Si la oposición gana en Venezuela, dejarían a la Corte y fiscal del chavismo. Digo, por aquello del balance de fuerzas”, apuntó Bukele en respuesta a la ola de condenas luego de conocerse las acciones del Congreso.

Bukele, que con 37 años llegó al poder y el 1 de junio cumplirá dos gobernando, logró el triunfo de la mano del partido conservador Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA), pero una vez en el cargo, transformó el movimiento Nuevas Ideas (NI) en partido y decidió mantener una alianza con GANA.

El joven político, considerado un presidente milenial, inició su carrera con el FMLN, pero fue expulsado en 2017 tras supuestamente haber llamado bruja a una funcionaria, después la expulsión dio ese giro al conservadurismo que lo llevó al poder.

Además de lo político, Bukele ha hecho frente, con apoyo de la Policía, a la inseguridad ciudadana y a las temidas maras, las pandillas que han azotado al país por años.

En tanto, además de las destituciones, justificadas en que los exfuncionarios adoptaron decisiones “arbitrarias” que bloquearon varias medidas presidenciales para atender la pandemia, otras de las últimas acciones polémicas, bajo el lema de Bukele de estar “limpiando la casa”, han sido el blindaje a funcionarios que participen en operaciones de compra de insumos para gestionar la pandemia, impuestos a los periódicos y la posibilidad de restituir el voto en el exterior.

 “El pueblo no nos mandó a negociar: se van, todos… esta Asamblea está haciendo lo que prometió, está cumpliendo, por eso es que ustedes no ven manifestaciones (de rechazo) grandes en la calle… el pueblo está contento”, dijo Bukele en una reunión donde citó a diferentes diplomáticos para rechazar la condena internacional contra su gobierno.

Bukele ha recibido acusaciones de intentos de concentración de poder de parte de varios países y también de algunos salvadoreños, pero sigue contando con el respaldo de la mayoría de ciudadanos y de las Fuerzas Armadas. Su popularidad, aupada por su gestión frente a la pandemia de COVID-19, sigue intacta.

Sus decisiones son ampliamente celebradas en redes sociales, mientras que en las calles las manifestaciones en contra son minoritarias y ha logrado que el descontento ciudadano contra los partidos tradicionales siga en aumento.

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