Los cinco primeros buses articulados, de una flota de 80 buses que adquirió el Municipio de Quito por $ 33,1 millones, empezaron a operar desde el lunes 11 de julio.

El Telégrafo

Sin embargo, los usuarios del servicio encuentran varios problemas, entre ellos que las paradas no se ajustan al tamaño de los automotores. Algunos de los 44 nuevos andenes que construyó el Cabildo con una inversión de $ 13 millones, tales como San Blas, Santo Domingo, La Recoleta y Cumandá solo tienen 3 puertas, mientras que los biarticulados son de 5 puertas.

A Julisa Verduga le llamó la atención la falta de planificación por parte del Municipio de Quito en la construcción de las nuevas paradas del Trolebús que no se adaptan en ciertos andenes a la dimensión de los buses articulados. La estudiante de 20 años se bajó en la estación La Recoleta que solo tiene 3 puertas. «Nadie nos dijo que solo podemos bajar por las tres puertas primeras», dijo. El criterio compartió Mónica Macías, de 20 años. «Se invirtió tanto dinero en las nuevas paradas y se debió planificar», manifestó.

A la usuaria le sorprendió que no exista un sistema de perifoneo al interior de los automotores como actualmente sí lo hace el Trolebús. Por este problema, según explicó, tuvo que bajarse en otra parada, ya que ninguna persona le supo orientar. Fernando Sandoval intentó el lunes subirse a uno de estos buses, «pero no pude hacerlo, las barandas no se adaptan a las paradas y ponen en riesgo a los usuarios, todos tuvimos que retroceder y no pudimos subirnos». Raúl Maldonado, de 56 años, tuvo dificultad para salir de los buses. Se bajó en la parada La Recoleta que solo tiene 3 puertas, cuando los biarticulados tienen 5. «Iba en la última puerta, timbre y todo y nadie me dijo que solo podía bajar por las tres primeras puertas, casi me pasó de parada», contó. Maldonado cree que la inversión en las nuevas paradas del Trolebús no fue planificada, «debió tomarse en cuenta el tamaño de los buses».