Este miércoles es un día crucial para la historia de Brasil. El Senado se instaló para la votación final del juicio político en contra de la presidenta Dilma Rousseff suspendida de sus funciones el 12 de mayo por presunta manipulación de las cuentas públicas en 2014 (año de su reelección) y a inicios de 2015.

Agencia Andes

En una sesión que inició alrededor de las 11H00 hora local (14H00 GMT), dos senadores detractores y dos a favor del impeachment cuentan con cinco minutos para presentar argumentos defendiendo sus tesis, antes de iniciar la votación.

 El sexto y último día del juzgamiento de Rousseff y una vez culminada las intervenciones, se procede a la votación de manera electrónica. Cada miembro del Senado solo deberá responder sí o no a la pregunta de si considera que la mandataria violó la Ley de Responsabilidad Fiscal.

Para que el mandato de Rousseff sea interrumpido se requiere del apoyo de la mayoría calificada del pleno senatorial (54 votos). En tal caso, el mandatario en funciones desde el 12 de mayo, Michel Temer, permanecerá en ese puesto hasta completar el 1 de enero de 2019.

Temer (PMDB, de centro-derecha), que ya funge como mandatario interino, prestará juramento ante el Parlamento antes de viajar a China, para la cumbre del G20, donde pretende participar ya con el título oficial de presidente. Todo parece minuciosamente calculado.

Si por el contrario más de 27 senadores votaran por restituir el poder a Dilma, ésta reasumiría la jefatura del Estado una vez sea publicada la sentencia absolutoria.

El voto cerrará una sangría política que desde hace nueve meses mantiene en vilo a la mayor economía de América Latina.

 «La posibilidad de que Dilma no sea destituida es casi nula… Hoy las chances de que sea destituida son de un 99%», opinó Adriano Codato, profesor y analista de la Universidad de Paraná.

Bastan 54 votos (dos tercios de los 81 senadores) para que Rousseff sea condenada. Los aliados de Temer aseguran contar con el resultado que le permitiría gobernar hasta fines de 2018.

Dilma Rousseff asumió el lunes su autodefensa ante el Senado e insistió en su inocencia y en la absoluta fragilidad de las acusaciones que sustentan el proceso de impeachment.

Alertó además que “estamos a un paso de concretar un verdadero golpe de Estado que resultará en la elección indirecta de un gobierno usurpador”, y enfatizó que en un régimen presidencialista como el brasileño no basta la eventual pérdida de la mayoría parlamentaria para apartar al Presidente; quien único puede hacerlo ‘por el conjunto de la obra’ es el pueblo en las elecciones, subrayó.

Combativa y serena, la presidenta brasileña se defendió durante más de 14 horas, en una sesión histórica en la que reiteró su inocencia y afirmó ser víctima de un «golpe» para reemplazarla hasta fines de 2018.

«No acepten un golpe que en vez de solucionar, agravará la crisis brasileña», pidió Rousseff al pleno de 81 senadores.

En tanto, la defensa de Dilma ya adelanta las acciones para recurrir al STF de aprobarse la destitución de la actual Jefa de Estado.