Las escenas se repiten en los tres albergues. Decenas de adultos mayores, niños y jóvenes de Venezuela que llegan a Quito para radicarse o con la intención de descansar por unos días y luego movilizarse al Perú.

Fotografía: El Comercio

Uno de los centros de paso se llama Los Chamos y se ubica en la Mitad del Mundo. Otro es el albergue San Juan de Dios en el Centro Histórico. El tercero se denomina La Gran Sabana y está en la zona industrial norte de la capital, en las bodegas de la fábrica Pintulac de la avenida Galo Plaza Lasso.

La mañana de este jueves 9 de agosto del 2018, este Diario recorrió las instalaciones de La Gran Sabana, que cuenta con una capacidad para 100 personas.

Uno de sus administradores, Fran Lira, informó que ese centro tiene capacidad para 100 personas, pero 150 están actualmente allí. Añadió que es un punto de descanso e hidratación para quienes se movilizan a Perú para reencontrarse con sus familias. También hay quiteños caritativos que donan pasajes de bus para que los llaneros viajen al sur del país.

«Hoy salen 45 personas a Perú. Una señora se ofreció con un bus para llevar a 50», manifestó Lira.

Los viajeros pueden quedarse en este albergue por un periodo de cinco días. Si tienen niños pueden hacerlo hasta por siete.

Durante la mañana de hoy, 9 de agosto del 2018, personal de la Cruz Roja y el Ministerio de Salud estaban en ese campamento para ayudar a los viajeros. Ante eso, Lira agradeció por la ayuda de parte de los ecuatorianos.

Otro panorama se vivió en el campamento ubicado en los exteriores de la terminal de buses de Carcelén. Allí, vehículos con alimentos y ropa se acercaban para entregarlos.
En los semáforos aledaños a la estación, venezolanos pedían dinero a los vehículos que transitaban por allí. Otros vendían dulces, jugos de naranja o bebidas hidratantes.

También hubo un grupo de cinco llaneros que instaló una carpa en el parterre ubicado en la intersección de la avenida Eloy Alfaro y la calle Antonio Basantes.

Fuente: El Comercio