Para alcanzar una seguridad financiera es necesario convertir su ingreso en riqueza. Debe tener una meta de ahorro de entre 10% y 15% de sus ingresos cada año para cualquier imprevisto.

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¿Cuál es la mejor manera de comenzar el camino hacia la seguridad financiera si es joven y apenas empieza a trabajar? Para la mayoría de la gente, tener un trabajo y ganar un sueldo es casi indispensable. Así que en cierto sentido ya ha dado el primer paso hacia esa meta.

Pero trabajar no es lo único que cuenta. La seguridad que ofrece un salario es, en el fondo, temporal. Dura sólo mientras lo haga ese empleo. Para alcanzar una seguridad financiera que no desaparezca si se quedas sin trabajo también es necesario convertir su ingreso en riqueza.

Entonces, ¿cómo transformar las ganancias de su trabajo en ahorros, inversiones y otras formas de riqueza que pueden ayudarle a capear mejor los altibajos de la vida e, idealmente, darte una mayor flexibilidad de gasto así como ser un vehículo de independencia financiera? Le presentamos tres formas:

1.- Viva por debajo de sus posibilidades

Tal vez este consejo no sea muy bienvenido en un mundo donde la gratificación inmediata es la regla y donde los prestamistas hacen hasta lo imposible para que se endeude, si de esa forma puede vivir la vida que desea aunque no pueda costearla. Pero si va a gastar cada centavo que gana (o más), nunca alcanzará una verdadera seguridad financiera.

Lo que significa, en pocas palabras, que tiene que ahorrar de manera regular. Sugerencia: comience con una meta de ahorro de al menos 10% de sus ingresos cada año y, conforme estos aumenten, eleve esa cifra en un punto porcentual cada año hasta llegar a 15%. Siga ese sistema en el transcurso de su larga vida laboral y puede terminar con un buen ahorro para la jubilación.

La manera más eficaz de garantizar que logre su objetivo es poner sus ahorros en piloto automático, esto es, regístrese en un plan de ahorro para el retiro, quizás su empleador ofrezca uno, que tome automáticamente el dinero de su cheque de pago y lo destine a una inversión o cuenta de ahorro antes de que tenga la oportunidad de gastarlo.

Tales planes de ahorro para la jubilación también ofrecen ventajas fiscales que apuntalan su esfuerzo. Si su patrón no ofrece dicho plan, puede inscribirse en un programa de inversión automática que transfiera fondos de su cuenta corriente a una cuenta individual de ahorro para el retiro (una cuenta IRA, por ejemplo, si vives en Estados Unidos) o, incluso, a una cuenta regular de inversión imponible en un fondo de inversión u otra firma de inversión.

En la práctica, también es buena idea guardar el equivalente a los gastos de tres meses en una cuenta de ahorros o un fondo del mercado monetario, separado de tus otros ahorros, para que pueda hacer frente a emergencias o gastos imprevistos sin tener que tocar las inversiones que mantiene para el largo plazo. El objetivo, sin embargo, es hacer del ahorro un hábito. De lo contrario corre el riesgo de consumir salario tras salario, lo que hace muy difícil, si no imposible, crear riqueza real.

2. No se compliques

Si lee la prensa financiera o escucha a expertos en inversión tendrá la idea de que para ser un inversionista exitoso tiene que colocar el dinero que ahorra en una mareante mezcla heterogénea de inversiones, mientras más complicadas y enigmáticas mejor.

Pero, ¿realmente tiene que poseer costosas anualidades fijas indexadas que prometen darte las bendiciones de las alzas bursátiles sin las maldiciones de las bajas, o un complicado fondo cotizado que espera mejorar la rentabilidad entrando y saliendo de los diferentes  segmentos del mercado? Creemos que no. En todo caso, mientras más expanda sus inversiones nicho y más áreas del mercado abarque, más se arriesgas a ‘diver-empeorar’ su cartera en lugar de diversificarla.

Un enfoque más eficaz es construir una cartera con una variedad de fondos indexados y cotizados de bajo costo que concuerden con su tolerancia al riesgo y le permitan participar en las ganancias a largo plazo que los mercados de acciones y bonos han ofrecido históricamente. Y una vez que haya establecido una combinación de bonos y acciones que sea adecuada para usted, no la toquetee en exceso, excepto para reequilibrarla periódicamente.

Puede crear por su cuenta una cartera sencilla pero efectiva empleando una herramienta de tolerancia al riesgo. Pero si se siente inseguro, hay varios servicios de asesoramiento de bajo costo que pueden armar y gestionar su cartera por una comisión de 0.5% al año o incluso menos.

3. Mantenga el rumbo

Emprender el camino hacia la seguridad financiera es importante, pero es aún más crucial mantenerse en él. Inevitablemente, habrá momentos en la vida en que se sienta tentado a claudicar. Si pierde el empleo o enfrenta un periodo de gastos inesperadamente altos tal vez sienta la presión de abandonar su régimen de ahorro o, incluso, echar mano de los ahorros que logró reservar.

También la extrema volatilidad del mercado o una crisis bursátil podrían hacer que dude si lo mejor es deshacerse de las acciones en su cartera en favor de inversiones menos volátiles. O quizás se sienta presionado por ese desfile de expertos que hacen predicciones acerca del comportamiento de las tasas de interés, la economía o los mercados, y recomiendan inversiones que pueden ayudarle a sacar provecho de sus pronósticos, y sienta la necesidad de adoptar un enfoque de inversión más activo, huyendo de inversiones que supuestamente van a declinar y entrando en otras que prosperarán.

Pero cuando se sientas más tentado a abandonar su estrategia a largo plazo es precisamente cuando es más importante adherirse a ella. Esos son los tiempos en que hay que apoyarse de cualidades no financieras como el ingenio y la perseverancia, que pueden ayudarle a encontrar maneras para seguir ahorrando a pesar de que otras demandas financieras dificulten que siga su régimen de inversión en tiempos de gran estrés del mercado.

En resumen, muchas veces alcanzar la seguridad financiera no es sólo una cuestión de tomar las decisiones financieras correctas. Es tener el valor y la determinación de mantenerlas en tiempos difíciles.

No decimos que seguir estos tres pasos es la única vía para el bienestar financiero. Tampoco asegurar que si los pone en práctica podrá alcanzar la seguridad económica que busca. Hay demasiados riesgos, incertidumbres e incógnitas en el mundo real para ofrecer garantías escritas en piedra. Pero si no sigue un plan más o menos en la línea de lo descrito arriba, el camino hacia la seguridad financiera probablemente será más accidentado y correrá un mayor riesgo de no llegar a su meta.