Durante el tercer y último debate presidencial, la noche del miércoles, Donald Trump se negó a decir si aceptaría el resultado de la elección si pierde contra Hillary Clinton, lo que plantea la posibilidad de salirse de los principios que han sustentado la democracia estadounidense desde hace más de dos siglos.

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(CNN) – Durante el tercer y último debate presidencial, la noche del miércoles, Donald Trump se negó a decir si aceptaría el resultado de la elección si pierde contra Hillary Clinton, lo que plantea la posibilidad de salirse de los principios que han sustentado la democracia estadounidense desde hace más de dos siglos.

«Lo diré en ese momento», respondió Trump cuando se le preguntó sobre si reconocería si pierde el 8 de noviembre, a raíz de sus afirmaciones de que la elección está «manipulada» en su contra.

Y agregó: «Te mantendré en suspenso».

Los comentarios marcaron un momento nunca visto en las semanas antes de una elección presidencial moderna. La postura amenaza con poner en duda uno de los principios fundamentales de la política estadounidense: la transferencia indiscutible del poder de un presidente a un sucesor que haya sido reconocido como legítimo después de ganar una elección.

La actuación en el debate de Trump podría condenar su oportunidad de ganarse a los votantes indecisos en esta última etapa de la campaña. Sus comentarios sobre los resultados de las elecciones se produjeron durante un debate en Las Vegas en el que habló de «hombres», un lenguaje que puede ofender a los latinos. Y se refirió a Clinton como una «mujer repugnante».

Además, el comentario del candidato republicano abre una brecha con su compañero de fórmula, el candidato a la vicepresidencia Mike Pence, quien antes del debate le dijo a Wolf Blitzer, de CNN: «Sin duda aceptaremos el resultado de esta elección».

El jefe de campaña de Trump, Kellyanne Conway, dijo a Dana Bash después del debate que Trump «aceptará los resultados de las elecciones porque él va a ganar las elecciones».

La candidata demócrata, que va por delante en la mayoría de las encuestas, dijo que las declaraciones de su competidor eran «horribles» y lo acusó de refugiarse en la idea de que cualquier evento que resulta en su contra está «manipulado».

«Esa no es la forma en que funciona nuestra democracia», dijo Clinton. «Llevamos aquí alrededor de 240 años. Hemos tenido elecciones libres y justas. Hemos aceptado los resultados cuando no nos gustaban. Y eso es lo que se espera de cualquier persona en un escenario de debate durante una elección general».

Continuó: «Está denigrando nuestra democracia y por mi parte, estoy aterrada de que alguien que es el candidato de uno de nuestros dos grandes partidos pueda tomar esa posición».

La postura de Trump sobre el resultado de la elección dominó el postdebate, a tan solo 19 días de las elecciones.

Una encuesta instantánea de CNN/ORC reveló que el 52% de los espectadores del debate dijo que Clinton fue la ganadora, en comparación con el 39% que opinó que Trump había ganado.

Trump no tenía mucho margen de error en el debate. Está ocho puntos abajo en el último resumen de encuestas de CNN y se queda casi sin tiempo para poner en marcha lo que sería una de las remontadas más notables de los tiempos modernos.

Más calma al inicio

El enfrentamiento comenzó de una manera más tranquila que los dos debates anteriores, en los que Trump y Clinton intercambiaron varias golpes. Él fue mucho más disciplinado durante gran parte del debate, e hizo lo posible para evitar morder el anzuelo de Clinton, mostrando moderación mientras él y la demócrata debatían sobre el Tribunal Supremo, la Segunda Enmienda, el aborto y la economía.

Trump hizo un mejor trabajo que en los dos primeros debates atacando las debilidades de Clinton: su registro como secretaria de Estado y la controversia sobre su servidor de correo electrónico privado, y la retrató como el síntoma de una cansada clase política que no había logrado nada en sus 30 años en la vida pública.

Pero Trump parecía perder la sangre fría a medida que el debate continuaba, criticando duramente a Clinton y ocasionalmente irritándose con el moderador del debate, Chris Wallace, de Fox News. El debate tomó un giro cuando Trump y Clinton se enfrentaron por la relación del candidato republicano con el presidente ruso, Vladimir Putin.

Clinton calificó a Trump de «títere» de Putin y directamente lo llamó a condenar lo que dijo era un esfuerzo de Rusia para influir en la elección a favor de su oponente mediante ciberataques.

Trump respondió que Putin no tenía respeto por Clinton ni Barack Obama.

«Esto se debe a que preferiría tener un títere como presidente de los Estados Unidos», respondió Clinton, sugiriendo que Putin quiere que Trump gane la elección.

«Usted es el títere», respondió Trump.

Trump dijo que no conoce a Putin pero concedió que el líder ruso había dicho cosas buenas sobre él, y dijo que sería bueno que Washington y Moscú trabajen juntos para luchar contra ISIS.

Sin embargo, agregó: «No es mi mejor amigo».

Clinton y Trump también discutieron amargamente por el tema de quién está calificado para ser presidente. Wallace presionó a Trump sobre por qué tantas mujeres lo habían acusado de asalto sexual si las acusaciones no eran ciertas.

Trump dijo que las acusaciones habían sido «ampliamente desacreditadas».

«Creo que quieren fama o bien su campaña (de Clinton) lo hizo», dijo Trump.

El tratamiento a las mujeres

Clinton dijo que el tratamiento de las mujeres por parte de Trump es parte del patrón de comportamiento con el que lo vimos insultar a un periodista con discapacidad, perseguir a los padres de un soldado musulmán caído y cuestionar la imparcialidad de un juez estadounidense de ascendencia mexicana.

Dijo que este tipo de tácticas estuvieron en línea con una divisiva y muy «peligrosa visión de nuestro país».

El tono más calmado del inicio del debate no se recuperó una vez que la atmósfera se cargó.

Clinton dijo que bajo su plan económico, los impuestos sobre su nómina como sobre la de Trump subirían para garantizar la solvencia de la Seguridad Social, a menos que su rival pudiera encontrar una manera de evitar el pago de impuestos.

«Qué mujer repugnante», interrumpió Trump.