Una cadena de islas rocosas y deshabitadas en el Mar Oriental de China ha deteriorado las relaciones entre Beijing y Tokio durante décadas.

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Las tensiones han explotado numerosas veces en las islas Senkaku, que China llama Diaoyu, incluyendo enfrentamientos entre aviones de guerra y buques japoneses y chinos.

Los titulares sobre las tensiones asiáticas han estado dominados por las actividades chinas en el Mar de China Meridional, pero los analistas dicen que un disputa más al norte se está acercando a una ebullición lenta.

Esta semana, tres buques de la Guardia Costera de China navegaron cerca de las islas, luego de que el nuevo secretario de Defensa de Estados Unidos, James Mattis, reafirmara el compromiso estadounidense de defender a Japón y sus disputadas islas.

Esto es lo que está en juego:

¿Quién reclama qué?

China dice que su reclamo sobre las islas se remonta al siglo XV, cuando se utilizó como un punto de parada por parte de los pescadores chinos.

Sin embargo, Japón dice que no vio ningún rastro de control chino de las islas en un estudio de 1885, por lo que formalmente las reconoció como territorio soberano japonés en 1895.
Un grupo de colonos hacía pescado seco y recogía plumas, en unas islas que por esos días eran habitadas por más de 200 personas, según el Ministerio japonés de Relaciones Exteriores.

Japón luego vendió las islas en 1932 a los descendientes de los colonos originales, pero las actividades económicas se vinieron abajo alrededor de 1940 y las islas fueron finalmente desocupadas. La rendición japonesa al final de la Segunda Guerra Mundial en 1945 sólo sirvió para nublar aún más el asunto.

Las islas fueron administradas por la fuerza de ocupación estadounidense después de la guerra. Pero en 1972, Washington las devolvió a Japón como parte de su retiro de Okinawa.

Desde entonces, Estados Unidos ha declarado que la propiedad de las islas Senkaku o Diaoyu es una cuestión entre China y Japón, pero, según las obligaciones del tratado, Estados Unidos dice que defendería las islas porque son administradas por Japón.

Taiwán, a las que Beijing considera como una provincia separatista, también reclama la propiedad del archipiélago.

Protestas violentas

La última ronda de tensiones se encendió en el 2012, cuando Japón nacionalizó las islas para evitar una venta planeada al entonces gobernador de Tokio, un nacionalista de línea dura que aparentemente tenía la esperanza de hacer desarrollos en el archipiélago. El plan provocó masivas protestas contra Japón en toda China.

Las manifestaciones se volvieron violentas cuando los manifestantes arrojaron botellas a la embajada japonesa en Beijing, volcaban autos japoneses y saqueaban tiendas y restaurantes japoneses.
En el 2013, China declaró una Zona de Identificación de Defensa Aérea (ADIZ, por sus siglas en inglés) formal que abarcaba el espacio aéreo sobre las islas y se superponía con el espacio aéreo reclamado por Japón. La declaración de la ADIZ exigía que las compañías aéreas que volaban sobre las aguas le notificaran primero a China.

La medida provocó protestas de Japón y Estados Unidos, pero un informe estadounidense el año pasado sugirió que no se estaba aplicando plenamente.

¿Por qué se consideran valiosas estas islas?

Carl Schuster, profesor de la Universidad del Pacífico de Hawaii y exdirector de operaciones del Centro de Inteligencia Conjunta del Comando Estadounidense del Pacífico, agregó que el descubrimiento de posibles depósitos de petróleo, gas natural y metano en la zona ha dado un nuevo impulso a la disputa.

Las islas se encuentran en el campo gasífero Shirakaba/Chunxiao. Las dos partes acordaron en el 2008 desarrollar conjuntamente los recursos, pero Japón ha acusado desde entonces a China de hacer perforaciones unilaterales.

Según un informe del 2016 de la Iniciativa de Transparencia Marítima de Asia, China tiene al menos doce plataformas de perforación operacionales.

Agregó que los funcionarios de defensa japoneses temen que China pueda hacer modificaciones militares a las plataformas, pero concluyó que no está claro si China tiene intención de usarlas para uso civil-militar.

Las islas también están cerca de líneas de transporte estratégicas y de fértiles bancos de pesca.

¿Qué están haciendo los buques chinos?

Desde el 2012, los buques de la Guardia Costera China y los barcos de pesca han comenzado a navegar las aguas en números crecientes y han sido acusados de intimidar a los pescadores japoneses en los últimos dos años, asegura Schuster.

En una ocasión en agosto del año pasado, más de 200 buques pesqueros chinos entraron en las aguas que rodean las islas, acompañados por buques de la Guardia Costera, según la Iniciativa de Transparencia Marítima de Asia.

«Los barcos de su Guardia Costera son más grandes que los de Japón y, en algunos casos, están mejor armados aunque solamente con armamento defensivo», afirma Schuster.

Además, dice que «una parte de la flota pesquera de China es una organización paramilitar denominada Milicia Marítima del Pueblo, que tiene un equipo de comunicación mejor que una nave de pesca estándar y sus tripulaciones están armadas y reciben entrenamiento militar».

Schuster añadió que China considera que sus patrullas no son diferentes a las patrullas de Libertad de Navegación que Estados Unidos manda regularmente al Mar de China Meridional.
La labor de patrullaje del 6 de febrero, que llegó a 12 millas de las islas, fue la cuarta en el 2017, según la Guardia Costera de Japón. El año pasado hubo 36 incidentes de este tipo.