En NotiMundo a la Carta, el politólogo, Santiago Basabe, comentó que en estos 40 años que el país ha vivido un régimen democrático, los ecuatorianos han aprendido a conocer y manejar sus derechos, pero no sus responsabilidades políticas.

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Este 10 de agosto, el Ecuador celebra los 40 años del retorno de la democracia; proceso que inició con la elección presidencial de Jaime Roldós en 1979. Durante este periodo, el país ha vivido grandes cambios políticos, limítrofes, económicos y sociales, al mando de 14 Jefes de Estado.

Para el politólogo y decano de Estudios Políticos de FLACSO, Santiago Basabe, esta conmemoración debe ser objeto de una reflexión profunda sobre la vida política del país y la participación que tienen los ciudadanos. «Estos 40 años no han sido en vano, pues hemos resuelto conflictos y aprendido sobre el sistema democrático».

Para Basabe, es indudable que el Ecuador ha progresado en materia de derechos; ya que, en la actualidad, el país cuenta con un aparataje legal que respalda la inclusión de las nacionalidades indígenas, las mujeres, los grupos GLBTI, entre otros. Sin embargo, «el siguiente desafío que debemos enfrentar es la participación ciudadana electoral responsable».

Esto se debe a que, según el politólogo, los ecuatorianos carecen de una cultura de voto responsable y se han acostumbrado, en estas cuatro décadas, a «botar Presidentes» antes de que terminen su mandato. «Hay que criticar y opinar, pero pensar que la salida es echar a los Presidentes es un claro error; esto solo genera más inestabilidad«.

De hecho, para Rosalía Arteaga, expresidenta del Ecuador, esta es una costumbre que denota una grave falta de responsabilidad ciudadana, pues la votación debe ser un proceso consciente que se dé antes de llegar a las urnas. «Escucho, siempre, en elecciones: vamos a votar por tal candidato y si no funciona, le botamos».

De esta manera, tanto Arteaga como Basabe, consideran que la participación de los ecuatorianos es clave para garantizar una futura estabilidad política; no obstante, está vinculación ciudadana «debe venir desde abajo, desde los procesos activos de la población, para diversificar actores y expandir la democracia«.

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