«Esta enfermedad, por desgracia, todavía afecta especialmente a las personas más pobres y marginadas. Es importante mantener viva la solidaridad con estos hermanos y hermanas, que quedan inválidos a causa de esta enfermedad. A ellos les aseguramos nuestra oración y también nuestro apoyo a los que les asisten», dijo.
Francisco pronunció estas palabras desde la ventana del palacio apostólico vaticano y tras el rezo del Ángelus dominical.
En este último domingo de enero, el papa celebró el rezo del ángelus acompañado en todo momento por dos niños italianos, que participaban en la Caravana de la Paz 2016, un evento organizado por Acción Católica de Roma y que congregó en la Plaza de San Pedro a cerca de 3.000 fieles, según la asociación.
Los dos niños leyeron al final del discurso que ofreció Francisco a los presentes un mensaje en defensa de la paz mundial.
Previamente, el pontífice argentino habló de la misericordia de Dios, rechazó que se considere «la religión como un negocio humano» que busque «contratar a Dios para su propio interés», y defendió que «ninguna condición humana constituye motivo de exclusión».
«Ninguna condición humana constituye motivo de exclusión en el corazón del Padre, el único privilegio a los ojos de Dios es no tener privilegios, no tener padrinos, quedar abandonados en sus manos», concluyó.