Le faltaba el Grammy, pero hasta eso quedó saldado cuando recibió el premio y vivió un “huracán” que, según cuenta a EFE, coincide con uno de sus momentos de mayor plenitud: “Lo único que quiero es no transformarme en una estatua viviente”, advierte huyendo de los aires de divo.
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“Yo salgo corriendo del ícono, la leyenda, todo eso… He conocido infinidad de artistas, escritores, músicos o compositores que andan con unos aires… Y la vida dura muy poco, se va muy rápido. Lo importante está en otro lado, no ahí”, expresó el prolífico cantautor argentino, que el sábado pasado cumplió 58 años.