A lo largo de 2015, y pese a haber aumentado el personal destinado a esas funciones, apenas se lograron atender y resolver 280.000 solicitudes, alertó el presidente de ese departamento, Frank-Jürgen Weise.
Entre 670.000 y 770.000 siguen sin haber sido resueltas, lo que es del todo «inaceptable», añadió, tanto para los refugiados que esperan a una respuesta como para las autoridades de «Länder» y municipios alemanes a los que, sea cual sea la situación de esas personas, tienen el cometido de atenderlos.
Weise declinó hacer pronósticos acerca de cuántos nuevos peticionarios de asilo pueden llegar este año a Alemania -en 2015 se estima que fueron cerca de 1,1 millones-, con el argumento de que no corresponde a su departamento hacer este tipo de cálculos.
Sí advirtió, sin embargo, de que entre 300.000 o hasta 400.000 de los refugiados recibidos el año pasado por el país ni siquiera han llegado a cursar su solicitud, sea por incapacidad administrativa de atenderlo o por «circunstancias personales» de éstos.
«No es aceptable que esas personas tengan que esperar tanto. Es malo para su integración y para el mercado laboral», insistió Weise, quien asumió su cargo al frente de ese departamento hace cuatro meses y la compagina con su trabajo al frente de la Oficina Federal de Empleo.
En ese periodo, y gracias a la mayor dotación de personal, se ha conseguido pasar de las 1.110 peticiones de asilo que se atendían por día, en los tres primeros trimestres del año, a las actuales 6.000.
El cómputo de decisiones sobre estas solicitudes han pasado de las 600 de principios de año hasta las 2.000, después de que se incrementara el personal destinado a estos cometidos.
Sin embargo, se está aún lejos de conseguir la cifra de 6.000 decisiones diarias necesaria para desatascar la situación, por lo que si este año se produce una llegada de peticionarios parecida o superior a la del pasado año «sus solicitudes pasarán lamentablemente a quedar acumuladas para 2017».