El exnarcotraficante colombiano Gilberto Rodríguez Orejuela, murió el miércoles 01 de junio en una prisión de Estados Unidos donde cumplía una condena de 30 años por enviar al menos 150 kilos de cocaína en 1990.
Rodríguez Orejuela había solicitado recientemente «libertad por compasión» debido a que fue diagnosticado con cáncer de colon, de próstata, hipertensión, gota y trastornos psiquiátricos.
El capo, quien fue una de las figuras más influyentes en el mundo del narcotráfico mundial durante los años 80 y 90, era considerado uno de los responsables de la caída del cartel de Medellín, liderado por Pablo Escobar.
Rodríguez jugó un papel clave en uno de los escándalos de corrupción más graves en Colombia: la presunta entrega de dinero del cartel de Cali a la campaña del expresidente colombiano Ernesto Samper, en un caso que se denominó el «proceso 8.000».
Rodríguez Orejuela fue finalmente capturado en 1995, en una operación ejecutada por la unidad especial creada por el gobierno colombiano para enfrentar el narcotráfico, conocida como el «bloque de búsqueda».
Las autoridades lo encontraron escondido en una de sus lujosas casas en la ciudad de Cali, y casi una década después fue extraditado a Estados Unidos bajo el cargo de «tráfico de estupefacientes». Su condena se extendía hasta 2034.
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