Los líderes europeos volvieron a reunirse en sesión plenaria, tras el receso que comenzó la pasada madrugada, con el objetivo de discutir a lo largo de una cena de trabajo el nuevo borrador de acuerdo, resultado de los contactos de las últimas horas.
Esta previsto que el presidente del Parlamento Europeo (PE), Martin Schulz, también asista a la cena, al menos al inicio, y que luego abandone la reunión para dejar a los Veintiocho adoptar una decisión formalmente, señalaron fuentes comunitarias.
El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, se ha marcado como límite para llegar a un acuerdo esta medianoche, aseguraron otras fuentes europeas.
Justo antes del encuentro tuvo lugar la última reunión bilateral entre Tusk y Schulz, a la que también asistió el presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker.
Entre las cuestiones que han estado pendientes hasta el último momento figuran la duración del mecanismo para restringir el acceso a los beneficios sociales, la retroactividad y los criterios de la indexación de las ayudas por hijo, cómo introducir algunos cambios en los tratados, la relación entre países de dentro y fuera de la eurozona y las implicaciones de una UE cada vez más estrecha.
En cuanto al llamado «freno de emergencia», un mecanismo dirigido a restringir el acceso de los trabajadores comunitarios a las prestaciones sociales que ofrece el Reino Unido durante los cuatro primeros años de su contrato, fuentes comunitarias indicaron que los líderes parecen dispuestos a consentir a Londres recurrir a este mecanismo durante un periodo de siete años, aunque sin prórrogas.
Sobre la indexación de los beneficios que los trabajadores comunitarios percibirán por hijo, otras fuentes apuntaron que se está considerando un periodo de transición de dos años para ciudadanos de la UE que acaben de entrar en el mercado laboral británico.
Los Veintiocho también discuten si esta indexación debe ajustarse al nivel de vida del país de origen, como quiere el Reino Unido, o bien equipararse a las ayudas por hijo que conceda ese país a sus propios trabajadores, y que en el caso de Estados miembros como Polonia son más elevadas que las británicas.
Lo que parece que los líderes dejarán finalmente de lado es la reclamación que hacían algunos países de limitar estas restricciones al caso británico por miedo a que se acojan a ellas otros países, por la dificultad de encontrar una formula jurídica válida.
En cualquier caso, no se puede considerar que existe un acuerdo final hasta que no se haya cerrado cada capítulo de la negociación.
Está por ver si la nueva propuesta satisface a los países que se ha mostrado más reticentes como Francia, Bélgica o el grupo de Visegrado integrado por la República Checa, Eslovaquia, Polonia y Hungría.