Rosalía arrasó con fuerza y majestuosidad en la segunda y última jornada del Primavera Sound Madrid, que termina con buen sabor gracias a la fiebre motomami, tras la decepción por la cancelación de un día por los efectos de la borrasca Óscar y el hastío de la terrible movilidad de otra.
El festival congregó a 90 mil asistentes en sus dos jornadas del 9 y 10 de junio, cuando ya siendo la recta final, ofreció el transporte fluido que prometió entre la capital y la Ciudad del Rock de Arganda del Rey, que antaño acogió el Rock in Rio.
Pese a los inconvenientes, la artista más esperada por el público –sí, por encima de Depeche Mode, Blur o Kendrick Lamar–, tomó por fin uno de los escenarios principales a las 2:10 horas del domingo, un horario cuestionable para gran parte de los presentes, entre los que se podía ver a niñas, jóvenes y mayores.
El rugir de una moto y el ya mundial “Chica, ¿qué dices?”, de Saoko, marcaron el inicio del espectáculo de la catalana en su gira Motomami, con una estructura en el escenario distinta a la del tour de 2022, pero otorgando, como entonces, protagonismo a los vídeos que se reproducen en dos grandes pantallas verticales.
Sin músicos y junto a sus ocho bailarines, Rosalía, con mono negro y minifalda de polipiel, evidenció ante los presentes por qué es la máxima exponente musical española en la actualidad, una que además de en festivales patrios, podemos ver en las cabeceras de otros al nivel de Coachella o desbordando el Zócalo de la Ciudad de México.
Tras Bizcochito y La Fama, llegó La noche de anoche, en la que la Rosalía más cercana cumplió los sueños de algunos de sus más fieles seguidores, quienes llevaban esperando frente a la valla del escenario desde que abrió el recinto. Una niña y varios motopapis cantaron y lloraron con ella.
Antes, la catalana agradeció a Madrid por recibirla siempre “con los brazos abiertos”: “Madrid es una ciudad muy motomami”. Los presentes le dieron la razón.
Con su tremenda presencia escénica, cantó después Linda, para decepción del público sin Tokischa, y Despechá, el mambo que regaló en el verano de 2022.
La comentada Hentai al piano o la versión de Héroe, de Enrique Iglesias, fueron las grandes baladas de una noche en la que la artista también hizo tambalear el escenario con su poderío en otros temas como Con altura o Chicken teriyaki. También interpretó las canciones de su último trabajo RR, que comparte con su actual pareja, el puertorriqueño Rauw Alejandro, a quien expresó su amor, como es costumbre en sus directos.
En este sentido, la catalana recordó que su abuelo Jaime le decía: “es triste la vida de artista”, palabras sobre las que ha reflexionado al darse cuenta que lleva un año y medio de gira.
No creo que sea triste esta vida, pero todos los que la estamos viviendo, muchas veces echamos de menos a la gente que queremos”, dijo.
Rosalía se abrió así ante el público y se mostró preparadamente natural durante la hora y diez minutos de concierto, que concluyó con Malamente y CUUUUuuuuuute, en una demostración de su talento vocal.