Desde 1990 a 2022, el equipo investigador tomó datos de más de 3.500 estudios poblacionales realizados en 200 países, y a más de 220 millones de personas.
La muestra se la separó en dos grupos; adultos mayores de 20 años, y niños y adolescentes entre los 5 y 19 años. A todos se les realizaron mediciones de altura y peso mediante el índice de masa corporal
El estudio arrojó que cerca de 880 millones de adultos y 159 millones de adolescentes e infantes viven con obesidad. El incremento entre los menores de edad se cuadriplicó del 1.7 al 6.9% en niñas, y del 2.1 al 9.3% en niños.
En la población adulta, en cambio, el aumento en la tasa de obesidad fue de más del doble en las mujeres, del 8.8 al 18.5%, y del triple en los hombres, del 4.8 al 14%.
Si bien se registra una disminución en el índice de desnutrición, la obesidad ganó terreno en los países de altos o bajos ingresos. Además, ninguna nación en el mundo consiguió reducir este padecimiento en sus habitantes.
El autor principal del estudio, Majod Uzzatti, calificó estos hallazgos de preocupantes, e indicó que si bien la “epidemia” de la obesidad se veía venir desde 1990 en adultos, no lo era en niños y adolescentes.
Incluso Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud, reaccionó a la investigación y dijo que esto pone en evidencia la importancia de prevenir y controlar la obesidad mediante una alimentación adecuada, actividad física y el acceso a una atención médica de calidad.
También hizo un llamado a las autoridades de cada país y a la sociedad civil a ponerse “manos a la obra” y ejecutar políticas públicas en el sector de la salud, con base en los lineamientos de la OMS y el apoyo de la empresa privada.
Incluso otros sectores como la agricultura, ganadería y lo social deben ser atendidos para reducir la inseguridad alimentaria, asegurar el funcionamiento de los servicios de agua y saneamiento y garantizar el acceso universal a los cuidados nutricionales.
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