Los seguidores de la estrella del pop Adele quedaron encantados con los primeros dos shows de una serie de 10 conciertos en la ciudad alemana en un estadio construido especialmente para la artista británica, incluida una fiesta popular contigua.
La cantante de 36 años, que es notoriamente reacia a salir de gira y actuó por última vez en el continente europeo en 2016, mandó construir su propio estadio pop-up en la capital bávara. Totalmente a su medida y completamente en blanco y negro en el look Adele.
El estadio tiene capacidad para 73 mil personas y una forma de anfiteatro para garantizar la mejor vista posible desde todos los asientos. Está dominado por un muro de LED de 220 metros de largo y 17 metros de alto, el mayor del mundo según los organizadores. Una pasarela larga y otra circular acercan a Adele cantando Rolling in the Deep, Hello y Easy on me a sus fans.
A pesar del precio de las entradas, que en algunos casos supera los 400 euros (436 dólares), los seguidores de la ganadora de un Oscar, un Globo de Oro y un Grammy respondieron a su llamada y viajaron a Múnich desde todos los rincones del mundo: desde Suecia y Sudáfrica hasta California y Chile.
La maquinaria publicitaria puesta en marcha durante meses no sólo prometía un gigantesco concierto, sino también un escenario muy especial: fuera del estadio, el Mundo Adele tentaba a los visitantes a pasar el rato antes y después del concierto.
Es una especie de fiesta popular, con muchas cosas que recuerdan a la Oktoberfest, por ejemplo, hay una noria y un carrusel, banda de música e incluso cerveza gratis de un barril traído por un carruaje cervecero.
La ciudad de Múnich, que no contribuye económicamente a los gastos de centenares de millones, espera que la serie de conciertos le depare una lluvia de dinero. Se estima que los espectáculos de Adele reporten a la región más de 500 millones de euros, gracias a los ingresos por restauración, hoteles y también por el alquiler del recinto ferial.
Además de los elementos bávaros, Adele World también presenta elementos británicos, a menudo con referencias a la carrera de Adele y sus preferencias. Hay una típica cabina telefónica roja, que también aparece en un vídeo de Adele, y una réplica del pub donde la cantante actuó por primera vez. También se sirven sus bebidas favoritas.
Según los organizadores, Adele participó personalmente en muchos de los detalles. Por ejemplo, para ella era importante que una de las góndolas de la noria fuera
accesible para usuarios de sillas de ruedas.
Sin embargo, toda la elaborada instalación se desmontará inmediatamente después del último concierto, a finales de agosto. “Nunca antes y nunca más: este espectáculo sólo existe aquí, sólo en Múnich y sólo de esta forma”, aseguró el organizador Marek Lieberberg.
Hasta entonces, habrá siete conciertos más, siendo anoche el más reciente. Esta vez, las previsiones meteorológicas son mucho más favorables. En el estreno, un aguacero dejó empapados a los aficionados, pero bastante contentos por el show.