El primer ministro francés, Michel Barnier, fue destituido en una moción de censura apenas tres meses después de asumir su mandato, luego de que legisladores de izquierda y derecha se unieran para hundir al país en una inestabilidad política más profunda.
Un total de 331 de los 577 legisladores respaldaron la moción en contra de Barnier, después de su intento por activar el artículo 49.3 de la Constitución francesa para aprobar, sin votación, su plan presupuestario de la Seguridad Social para el próximo año, pese al rechazo del Legislativo.
Ahora se espera que su gabinete permanezca de manera interina hasta que el presidente Emmanuel Macron nombre un nuevo liderazgo. Mientras tanto, la imagen del Primer Mandatario entró en un periodo de crisis, al mismo tiempo que se ve obligado a apaciguar a los legisladores de ambos extremos de la política francesa.
Macron había designado a Barnier para liderar un gobierno minoritario después de que una elección anticipada, convocada por él mismo durante el verano, dividiera al parlamento francés en tres facciones, cada una muy lejos de la mayoría.
Al defender su caso durante el debate del miércoles en la Asamblea Nacional, Barnier dijo a los legisladores que “no tenía miedo”, pero advirtió que destituirlo haría “todo más difícil”.
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