25 edificaciones de Guayaquil deben permanecer cerradas tras el terremoto

De esa cantidad, 108 no tienen daños estructurales y pueden ser habitados; mientras se reparan daños menores. Asimismo, indicó que 25 deben permanecer cerrados. Añadió que se evalúan los daños estructurales que en su gran mayoría parecen solucionables. Para la concejala Lídice Aldás (PAIS) también es urgente la revisión de todos los pasos a desnivel del cantón. Consideró, con respecto al viaducto que colapsó el 16 de abril en la Avenida de las Américas, que no es un argumento válido (para las autoridades locales) argumentar que ese puente ya tenía muchos años. “Eso quiere decir que todos los que tienen más de 15 años se encuentran en mal estado. Es necesario tener un plan”. De igual manera, considera que la inspección de todas las construcciones es necesaria. “Además es importante que se revise la ordenanza municipal y si se puede que se incluya mayor precisión en algunas normas para construcciones sismorresistentes”. La edil manifestó que el Municipio de Guayaquil debería brindar apoyo a la familia afectada por el colapso de la estructura (la caída dejó un fallecido y una persona que sigue hospitalizada). “El Cabildo debería pronunciarse”. El asambleísta y exconcejal, Octavio Villacreses, aseguró que un evento como el acontecido (el terremoto) se le escapa de las manos a cualquier poder seccional. Pero después de lo sucedido -añadió el exedil guayaquileño y urbanista- como legisladores estamos obligados a presionar a la sociedad y a los organismos seccionales para que no exista un asentamiento poblacional más sin los cuidados necesarios. “Estoy hablando, incluso, de grandes constructoras”. Según Villacreses, lo que no se ha caído necesita también revisión. “Hay que realizar reestructuraciones, si son necesarias. En el momento en que el Municipio hace una inspección tiene que informarle a la ciudadanía que se han efectuado los correctivos y que son utilizables. Lo tienen que hacer todos”. Pasos a desniveles Jaime Argudo, doctor en Ingeniería de la Universidad de Texas en Austin y quien fue consultado por este diario en días pasados, explicó que los puentes tienen una vida útil que se ve acortada cuando las normas del diseño original no han sido las mejores y cuando ha habido más uso de los previsto. Argudo, en 1998, dirigió el proyecto “Herramientas de Evaluación del Riesgo para el Diagnóstico de Zonas Urbanas contra Desastres Sísmicos. El puente -dijo- es parte de una infraestructura vial. En un diseño de base -continuó- se hace una proyección del tránsito promedio anual. “Sucede que a veces las condiciones de la dinámica de una ciudad cambian y el número de vehículos crece. Esto provoca que la carga sea mayor y que los viaductos empiecen a trabajar para condiciones diferentes para los que fueron diseñados. Cada vez que sea alterado el uso del puente hay que evaluarlo (…)”, recomendó.