El alcalde de Quito, Mauricio Rodas, cree que a la nueva agenda mundial de desarrollo urbano le falta involucrar más a las ciudades, porque, en último instancia, son los Gobiernos locales los que ejecutan esas políticas.

Así lo destacó en una entrevista con Efe la máxima autoridad al de Quito, que será sede en octubre próximo de la conferencia Hábitat III, una ronda de consultas que se celebra cada veinte años para definir las soluciones para los mayores retos urbanos.

Para Naciones Unidas, lo que está en juego en Hábitat III es la definición de un modelo de desarrollo urbano sustentable que esté de acuerdo con su nueva agenda global que está impulsando hasta el 2030 y que tiene en cuenta tanto la persona como su entorno.

Y, en ese sentido, Hábitat III marcará una nueva agenda urbana, en un esfuerzo en el que se ha volcado Quito desde que el Gobierno ecuatoriano propuso a esa ciudad como sede de unas consultas que se celebraron en Vancouver en 1976 y siguieron en Estambul en 1996.

Rodas llegó a Nueva York para participar en la reunión preparatoria de Hábitat III, abierta hoy y que se extenderá hasta el martes. Se está estudiando el primer borrador de los acuerdos que se tienen que definir en Quito entre el 17 y 20 de octubre.

«Es un buen inicio», dijo el alcalde de Quito respecto a ese borrador. Se trata, añadió, «del arranque de una discusión que se tiene que seguir enriqueciendo» con aportes de los actores involucrados, incluidos los Gobiernos locales.

«Para mí, quizás la mayor deuda en este momento es que no se terminan de desarrollar los mecanismos para que desde los Gobiernos locales se ejecuten las políticas en la nueva agenda urbana», dijo el alcalde de Quito.

«No se plantan los instrumentos institucionales para que los Gobiernos locales puedan participar en las instancias a nivel global que discuten la ejecución de ese tipo de políticas», recalcó.

La necesidad de que se incorporen las propuestas municipales en la nueva agenda de desarrollo urbano global ha venido siendo impulsada desde los municipios y el guante lo ha recogido Naciones Unidas, aunque «tiene que seguir profundizándose».

Porque, como señaló Rodas, son las ciudades las que «van a vigilar la ejecución» de los nuevos principios que determinen la nueva agenda de desarrollo urbano global. No se trata de una participación adicional, «sino complementaria».

El alcalde de Quito llegó a la reunión de Nueva York trayendo la voz latinoamericana en materia de urbanismo, una región que viene experimentando un rápido crecimiento demográfico y que, añadió Rodas, es la que mayor velocidad tiene en su proceso de urbanismo.

Las ciudades de Latinoamérica comparten retos, como la necesidad de alcanzar una «movilidad sostenible» y un nuevo enfoque en el que «la persona esté por encima del vehículo».

Eso incluye la inversión en más obras de infraestructura, en redes de bicicletas urbanas, transportes públicos como metro o teleféricos.

Pero las ciudades latinoamericanas también comparten otras preocupaciones, como los problemas de seguridad, y «no todas las ciudades tienen plenas competencias» en ese sentido, como el caso de Quito.

Rodas se mostró a favor de fomentar la «democratización de los espacios públicos» y recuperarlos como «centros de convivencia democrática» y como lugares de manifestaciones culturales y artísticas.

«Hay mucho que hacer en América Latina para dignificar el espacio público como ese punto de encuentro cultural», afirmó el alcalde, quien dijo defender para su ciudad un modelo que tenga en cuenta «una visión moderna y solidaria».

Consultado sobre qué ejemplos positivos han surgido en Latinoamérica en cuanto a políticas municipales, destacó el caso de Medellín (Colombia) por «la forma en la que ha impulsado la innovación urbana y el dinamismo de su economía».

Y también resaltó los programas sociales de Buenos Aires cuando la ciudad era administrada por Mauricio Macri, hoy presidente argentino.

El alcalde de Quito se encuentra en Nueva York al cumplirse un mes del terremoto que causó centenares de muertos en la costa norte de Ecuador, aunque recordó que la capital no se vio afectada.

Rodas destacó que, como ciudad, Quito pudo volcarse en esa tragedia apoyando a los municipios afectados con bomberos, policías metropolitanos o vehículos de rescate.

Pero, a la vez, ha venido perfeccionando sus políticas para prevenir los efectos de esos desastres naturales, y tiene como uno de sus principales retos revisar edificios de la capital que no se ajustan a las nuevas normas de construcción antisísmica.