Cuando buena parte del país aún se frota los ojos ante la imagen de Trump como virtual candidato republicano a la Casa Blanca, los sondeos indican que la ventaja de Clinton sobre él se acorta y está lejos de la victoria arrolladora que muchos presuponen.
La ex secretaria de Estado, exsenadora y ex primera dama solo supera al multimillonario neoyorquino, un recién llegado a la política, por 3,1 puntos porcentuales, según la media de encuestas que elabora el sitio web de referencia Real Clear Politics.
En los dos sondeos publicados esta semana, Clinton aventaja a Trump por 6 puntos (CBS/New York Times) y el magnate la gana por 3 puntos (Fox News).
El multimillonario acorta distancias con la demócrata desde el 4 de mayo, cuando se convirtió en el virtual candidato republicano por la retirada de sus rivales Ted Cruz y John Kasich tras su victoria en Indiana.
«Trump ya no tiene oponentes en primarias, mientras que Clinton sí. Ella podría muy bien tener un repunte en las encuestas cuando (Bernie) Sanders abandone», explica a Efe Kyle Kondik, analista del Centro para la Política de la Universidad de Virginia.
Sin embargo, «si Sanders se negara a apoyarla o hubiera algún tipo de división del ala izquierda del partido, eso podría ayudar a Trump», apunta.
Consciente de que es vital de que empiece cuanto antes a centrarse en Trump, Hillary aumenta la presión sobre Sanders para que abandone, pero el senador mantiene que competirá hasta la Convención de julio.
La esperanza de Clinton es que, una vez sea la candidata, todos los demócratas se unan por fuerza para evitar que un multimillonario imprevisible de retórica xenófoba, ultranacionalista y sexista llegue a la Casa Blanca.
El escenario de Trump en el Despacho Oval «asusta» al 47% de los ciudadanos, según un reciente sondeo de NBC News, y proliferan, como en ningún otro momento de la historia de Estados Unidos, los artículos y campañas que ven su Presidencia como una auténtica catástrofe de consecuencias impredecibles.
El magnate será el candidato presidencial estadounidense con mayor índice de desaprobación de la historia, entre un 60% y un 70% según los últimos datos de Gallup.
Eso debería ser suficiente para que Clinton tuviera la victoria asegurada en noviembre, pero su problema es que también tiene índices insólitos de desaprobación en un candidato presidencial de uno de los dos grandes partidos, de alrededor de un 50% según Gallup.
Un reciente y controvertido sondeo de la Universidad Quinnipiac, que basa sus resultados en la asunción de que este año votarán más los blancos y menos las minorías que en 2012, evidenció lo clave que será la movilización de cada grupo de votantes.
Si los blancos siguen siendo los más movilizados en estas elecciones, algo que ha quedado patente con las arrolladoras campañas de Trump y Sanders, entonces el magnate ganará a Clinton en Ohio, mientras que se disputarán por un punto los también estados «pendulares» de Florida y Pensilvania.
Si Trump consiguiera añadir esos tres estados a los que ganó el candidato republicano Mitt Romney en 2012, la victoria sería suya.
Pero estas son unas elecciones atípicas en las que también podrían ponerse en juego estados que tradicionalmente han sido seguros para los republicanos y para los demócratas.
«La retórica de Trump contra los inmigrantes podría hacer que estados como Arizona, Colorado y Misuri estén al alcance de los demócratas debido al peso de la población hispana», considera en un artículo Darrell West, vicepresidente y director de Estudios de Gobierno del centro Brookings.
Pero por otro lado, «el fuerte apoyo de Trump entre los votantes blancos de clase trabajadora sugiere que podría ser competitivo en estados del cinturón industrial como Ohio, Pensilvania, Michigan, Wisconsin y Minesota», apunta.
El magnate tiene su gran nicho de votantes en los hombres blancos sin educación superior, mientras que Clinton gana entre los afroamericanos, latinos y mujeres.
Todo esto cuando aún quedan seis meses para las elecciones, medio año en los que las circunstancias sociales y económicas podrían sacudir un escenario electoral ya muy difícil de predecir.
«Trump puede ganar bajo circunstancias como un debilitamiento de la economía, un gran ataque terrorista en EEUU o un brote grave del virus del zika en el país», indicó West a Efe.
Así, aunque los analistas coinciden en que Clinton parte como favorita, muy pocos se atreven ya a decir con rotundidad que Donald Trump no será presidente de Estados Unidos. Si algo ha quedado claro estas elecciones, es que todo es posible.