Ese día, la aeronave tuvo problemas para frenar cuando aterrizaba y tras un trompo fue a parar al final de la cabecera sur de la pista, que tiene 1 900 metros de longitud. Con esta restricción, que rige en principio hasta el 11 de agosto de 2016, se suspenden los aterrizajes o despegues cuando la pista está mojada.
Fernando Arteaga, director de la Corporación Aeroportuaria de Cuenca, explicó e informó a los concejales la situación del aeropuerto. Él señaló cinco vuelos se han suspendido desde la semana pasada. Dos de la compañía Latam que venían de Quito y tres de Tame, dos que cubrían la ruta Guayaquil-Cuenca y el otro la Quito-Cuenca.
Por el aeropuerto Mariscal La Mar se movilizan a diario 620 pasajeros que viajan a Quito y Guayaquil y otros 580 que llegan a Cuenca por turismo, negocios… Esa situación preocupa a las autoridades porque la cancelación de vuelos afecta a las actividades productivas de la ciudad. El alcalde de Cuenca, Marcelo Cabrera, no descartó la posibilidad de enviar un comunicado formal por parte del Municipio para que se aceleren las investigaciones del percance del avión de Tame.
Arteaga dijo que no hay una fecha establecida para presentar la información del incidente por parte de la Junta Investigadora. “Insistiremos que se lo haga con rapidez por las repercusiones que de eso se deriva”. Arteaga señala que técnicos aeronáuticos de la Dirección General de Aviación Civil e ingenieros de la Corporación Aeroportuaria laboran en el mejoramiento de la pista, en la actualidad. Se prevé que su trabajo finalice esta semana.
Él explica que al ser una pista de asfalto se producen desniveles y “cuando llueve hay empozamientos de milímetros… como ocurre en cualquier aeropuerto del mundo”. Eso produce que las ruedas se deslicen, lo que representa un problema en una pista corta como la de Cuenca, que tiene 1 900 metros de longitud, dice Arteaga.