«Tenemos reportes de casos de niños nacidos en el noreste de Brasil con defectos oculares y malformaciones, pero todavía no tenemos conclusiones sobre esto, aunque hay señales de que puede haber casos más complicados de zika», dijo a Efe el jefe de gabinete de la Secretaría de Vigilancia Sanitaria del ministerio de Salud de Brasil, Alexandre Fonseca Santos.
Investigadores oftalmólogos de Brasil y de la Universidad de Stanford (Estados Unidos) acaban de publicar los resultados de un estudio que realizaron en tres niños nacidos con microcefalia y de madres que se sospecha contrajeron el zika durante el primer trimestre del embarazo.
Los bebés presentan lesiones oculares que no se habían observado antes en relación con esta enfermedad.
Los expertos han admitido que el número de casos estudiados es muy limitado, pero las conclusiones «se suman a la creciente información clínica de que el zika puede afectar el desarrollo de los ojos y de la visión de los niños», aunque no está claro si la infección es la causa de las anomalías o éstas han sido inducidas por la microcefalia.
Para responder a esas y otras preguntas «tenemos a mucha gente siguiendo a las mujeres embarazadas en Río de Janeiro y en el noreste», que se teme podrían haber sido contaminadas por el zika durante la gestación, dijo Fonseca, quien asiste en Ginebra a la Asamblea Mundial de la Salud.
Según el experto, «antes del estudio habíamos visto muchas malformaciones en los niños afectados. Aparte del cerebro, teníamos la malformación ocular, algunos con sordera, pero también seguimos a niños que han nacido sin defectos visibles y quizás manifiesten algún problema en el futuro».
«Quizás dentro de dos o de siete años, cuando empiecen los estudios podrían presentar algún retraso en el aprendizajes, no lo sabemos todavía», agregó el médico, quien participó hoy en un evento organizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre la temática de emergencias sanitarias.
En el pasado, el virus del Zika «circuló en pequeños regiones, siempre en poblaciones pequeña, y pueden haber ocurrido casos de defectos congénitos o malformaciones, pero nadie era consciente», explicó Fonseca.
Hasta el brote actual en Brasil, que empezó el año pasado, el zika «era considerada una enfermedad benigna, de la que nunca se sospechó que pudiese causar consecuencias tan graves, y seguimos sin saber si es a causa de una mutación del virus o de la combinación con algún factor medioambiental», agregó.
Según las cifras del ministerio de Salud brasileño, los casos confirmados de microcefalia y de malformaciones del sistema nervioso en el país desde 2015 suman los 1.434, mientras que otros 3.257 están siendo investigados.
Brasil cuenta con 1.200 salas de coordinación para el seguimiento de los casos y se han invertido 200 millones de dólares de recursos públicos para la investigación, la vigilancia epidemiológica, el control del vector (mosquitos) y la formación de capacidades para enfrentar emergencias de este tipo.