La investigadora Beatriz Brito descubrió en plantas como el Ajenjo, Escansel y el Ajo de Monte una alta actividad antimicrobiana, antifúngica y antibacteriana.

El Ecuador es un país privilegiado, posee una gran diversidad de plantas medicinales. Nuestros antepasados se apropiaron de estos conocimientos de la naturaleza y a pesar de que han sido olvidados por la sociedad, tienen gran importancia al momento de curar las enfermedades.

Dolores de cabeza, estómago y articulaciones; el resfriado o una herida pueden ser tratadas, de manera económica y menos invasiva, a través de la medicina ancestral.

Beatriz Brito, investigadora del Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (INIAP), afirma que el Ecuador posee una gran tradición cultural en el aprovechamiento de especies vegetales con fines terapéuticos; y considera necesario promocionar sus virtudes e incentivar su uso racional. Es por este motivo que la científica desarrolló el proyecto “Estudio de los Recursos Fitoterapéuticos Ancestrales para la Conservación y Aprovechamiento Sostenible”.

Beneficios al rescatar los saberes ancestrales

La Estación Experimental Santa Catalina fue la sede de este estudio que contó con la participación de la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL). “La curiosidad científica se plasmó en un proyecto que desarrollamos entre dos instituciones con experiencia, gracias al aporte de Senescyt que creyó en nosotros y nos brindó el apoyo financiero”, comentó Beatriz.

Este proyecto inició con el objetivo principal de mejorar la calidad de vida de las poblaciones rurales más vulnerables del Ecuador, mediante la conservación y revalorización de las plantas medicinales, dentro de un contexto de respeto por el ambiente y la cultura local.

Por medio de este estudio se lograron 200 registros comunitarios con datos sobre investigaciones en: agroindustrias, herbarios, jardines de conservación del Ecuador y la bibliografía relacionada para el rescate de los saberes.

Así mismo, a través de estudios de tamizaje fitoquímico, se descubrió que las plantas medicinales como el Escansel y el Ajenjo muestran la mayor actividad antimicrobiana, mientras que la Congona y Buscapina tienen componentes antifúngicos. Por su parte el Ajo de Monte tiene una alta actividad antibacteriana.

Investigación a futuro

En esta fase del proyecto, resultaron seleccionadas cuatro especies medicinales cultivadas por campesinos ecuatorianos como son: Buscapina, Ajo de Monte, Mosquera y Escancel (Phyla stringulosa, Mansoa alliaceae e Iresine herbstii), promisorias por su riqueza química y actividad biológica encontrada.

La premisa esencial de estas investigaciones es profundizar los estudios en las bondades terapéuticas y así generar productos que puedan ser utilizados para el campo de la alimentación, nutracéutico y farmacológico.

De igual manera, la investigadora resalta que es necesario conocer la biología de estas plantas para poder optimizar los procesos de reproducción y profundizar en sus posibles usos terapéuticos.

De esta forma, la Secretaría impulsa la investigación científica en el rescate de los saberes ancestrales, con la finalidad de obtener un nuevo conocimiento que beneficie a toda la sociedad ecuatoriana.