La reacción del Instituto Lula se dio en medio de una operación policial que comenzó a primera hora de hoy, con allanamientos en diversas residencias de la familia del exmandatario, quien ha sido trasladado a una comisaría para declarar por delitos de supuesta corrupción, como «ocultación de patrimonio» y «lavado de dinero».
En un comunicado, el Instituto Lula afirma que «nada justifica la conducción coercitiva de un expresidente que colabora con la Justicia, espontáneamente o siempre que ha sido citado».
También afirma que Lula ya ha prestado declaración en torno a cuatro casos distintos y que tampoco «nada justifica» el hecho de que sus secretos fiscales y bancarios hayan sido levantados por las autoridades.
Sostiene asimismo que «nada justifica la invasión del Instituto Lula», como califica el allanamiento realizado por la Policía a esa institución, y se refiere a la operación policial como «una violencia que ha sido desencadenada para someter al expresidente a la vergüenza pública».
El Instituto Lula agrega que las investigaciones sobre las corruptelas en la estatal Petrobras, que son las que justifican las operaciones, según la Policía, «han quedado comprometidas», pues «se ha volcado sobre un blanco político con los más frágiles pretextos».
La nota insiste en que «Lula jamás ha ocultado patrimonio o recibido ventajas (financieras) indebidas antes, durante o después de gobernar el país» y que «jamás se implicó directa o indirectamente en alguna ilegalidad».
Según el Instituto Lula, la «violencia de hoy será repudiada por todos los demócratas, por todos los que tienen fe en el Estado de Derecho en Brasil y alrededor del mundo, pues Lula es una personalidad internacional que dignifica al país» como «símbolo de paz, de combate al hambre y de la inclusión social».
También califica la operación policial como una «afrenta contra la ciudadanía y contra el pueblo brasileño, que reconoce en Lula a un líder que unió a Brasil para promover la mayor ascensión social de su historia».