La producción de los países terceros crecerá 0,5 millones de barriles diarios (mbd) el año próximo, hasta 57,2 mbd, es decir, 110.000 barriles diarios suplementarios, procedentes principalmente de Rusia. Por su parte, la OPEP produjo en octubre un nivel récord de 33,83 mbd, según el informe mensual de la AIE.
«Esto significa que la oferta mundial podría seguir creciendo en 2017, como sucedió en 2016», afirmó la agencia. Por ello, el equilibrio del mercado dependerá de la decisión de la OPEP de reducir efectivamente la producción, que debe ser adoptada en una reunión del 30 de noviembre en Viena, estimó la AIE. A fines de septiembre, el cártel petrolero había llegado a un sorpresivo acuerdo de principio para reducir la producción de oro negro a 32,5 y 33 mbd, pero sin haber fijado las cuotas correspondientes a cada país.
Si se llega a un acuerdo sobre las cuotas, «el mercado pasará rápidamente de un superávit a un déficit en 2017 aunque con importantes stocks que llevará tiempo reabsorber», estimó la AIE.
En el caso contrario, «el mercado seguirá siendo excedentario a lo largo de todo el año», lo que puede provocar una nueva caída del precio del petróleo, estimó el organismo. Sobre la demanda mundial de crudo, la AIE reiteró su previsión de un crecimiento menos dinámico en 2016 con respecto a 2015.
La demanda debe aumentar de alrededor 1,2 mbd, a 96,3 mbd. En 2017, la demanda aumentará en forma similar y se establecerá en 97,5 mbd, pronostica el organismo. Sea cual sea la decisión de la OPEP, «la reunión de Viena tendrá un gran impacto en un eventual -y muchas veces retrasado- reequilibrio del mercado petrolero», explicó la Agencia. El exceso de oferta lastra los precios del crudo, que han perdido más de la mitad de su valor desde el verano de 2014 y que se hallan a unos 45 dólares por barril. Para estimular los precios la OPEP decidió abandonar su estrategia de abrir su grifo para defender su cuota de mercado ante el boom de los hidrocarburos de esquisto estadounidenses.
«Hay pocos indicadores que sugieran que la actividad económica sea suficientemente robusta para generar un crecimiento de la demanda más elevado» y compensar la ausencia de estímulo proveniente de la debilidad de los precios, como sucedió cuando las cotizaciones cayeron por debajo de los 30 dólares por barril a principios de 2016.