El 27 de mayo de 2015, la justicia estadounidense presentó cargos contra 9 directivos de la FIFA y cinco empresarios relacionados con el organismo, con buena parte de ellos arrestados ese mismo día en un hotel de Zúrich, donde el máximo organismo del fútbol celebraba su congreso anual.
En paralelo, las autoridades del país anunciaron que ya habían obtenido declaraciones de culpabilidad de otro grupo de acusados en el marco de este caso.
El dossier se amplió en diciembre, cuando el Departamento de Justicia de Estados Unidos anunció acusaciones de corrupción contra otros 16 altos cargos y exdirectivos de la FIFA.
A día de hoy, un total de 17 personas se han declarado culpables y se han comprometido a pagar a EE.UU. millones de dólares.
Entre ellos destacan pesos pesados como el expresidente de Honduras y de la Federación de Fútbol del país Rafael Callejas, quien presentó su declaración de culpabilidad el pasado 28 de marzo y que será sentenciado el próximo 5 de agosto.
En esa situación se encuentra el también hondureño Alfredo Hawit, expresidente de la Concacaf y vicepresidente de la FIFA, que conocerá su sentencia el próximo octubre.
Jeffrey Webb, que en el momento de su detención era presidente de la Confederación de Fútbol del Norte, Centroamérica y el Caribe (CONCACAF) y vicepresidente de la FIFA, admitió los cargos en su contra el pasado noviembre y recibirá sentencia el 3 de junio.
Otro grupo lo forman 9 acusados que se encuentran en libertad vigilada en EE.UU., la mayoría tras ser extraditados desde otros países, y que se han declarado no culpables, por lo que están a la espera de juicio.
Entre ellos figuran el expresidente de la Confederación de Fútbol de Brasil José María Marín, el expresidente de la Federación Venezolana Rafael Esquivel, el expresidente de la Federación Nacional de Fútbol de Guatemala Brayan Jiménez, el expresidente de la Federación Costarricense Eduardo Li o el expresidente de la Conmebol Juan Ángel Napout.
El último en sumarse a este grupo fue Julio Rocha, expresidente de la Federación Nicaragüense de Fútbol, extraditado este mes desde Suiza.
El próximo 3 de agosto todos ellos están convocados a una audiencia en el tribunal federal de Nueva York que se encarga del caso, en la que se analizará el calendario del proceso.
La fiscalía ha solicitado iniciar formalmente el juicio en febrero del próximo año, pero la defensa de varios de los sospechosos ha solicitado más tiempo para prepararse y poder analizar los millones de páginas de documentos recopilados como pruebas en la investigación.
Mientras tanto, ocho acusados están en distintos países pendientes de extradición a EE.UU, entre ellos los argentinos José Luis Meiszner y Eduardo Deluca, el paraguayo Nicolás Leoz, el peruano Manuel Burga, el salvadoreño Reynaldo Vázquez y el trinitense Jack Warner, que presidió la Concacaf entre 1990 y 2011.
Por último, quedan aquellos a los que por ahora EE.UU. no ha podido echar el guante. Algunos, como el uruguayo expresidente de la FIFA Eugenio Figueredo o el expresidente de la Federación Ecuatoriana de Fútbol Luis Chiriboga, se enfrentan a la Justicia en su país.
Otros, sin embargo, siguen libres e, incluso, de vuelta a sus cargos como es el caso del presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), Marco Polo del Nero, quien tras apartarse temporalmente del puesto para preparar su defensa vuelve a estar ahora al frente del balompié brasileño.