Dos meses después del atentado terrorista en el aeropuerto internacional y una estación de metro de Bruselas, los reyes de los belgas Felipe y Matilde, así como el Gobierno federal encabezado por el liberal Charles Michel han querido homenajear a las víctimas y agradecer al personal de emergencia sus esfuerzos por salvar vidas.
A la ceremonia acudieron entre 500 y 600 personas, entre ellas las familias de las víctimas y de los heridos, personal de las fuerzas de seguridad y de los servicios de emergencia, el Gobierno, los presidentes del Senado y el Congreso, los alcaldes de Zaventem, donde se encuentra el aeropuerto, y de Bruselas, embajadores y representantes de diferentes religiones.
La ceremonia fue abierta por el cantante belga Getch Gaëtano con la canción «Imagine» de John Lennon, pieza que cantaron los belgas al día siguiente de los atentados en la plaza de la Bolsa de Bruselas, que se convirtió en un improvisado memorial de homenaje a las víctimas, 17 belgas y 15 de otras nacionalidades.
Mientras sonaba su voz en el Palacio Real, fueron depositadas rosas blancas por cada víctima.
Uno de los momentos más emotivos de la ceremonia, solemne e íntima, fue la lectura de los nombres de las víctimas y el testimonio de Eddy Van Calster y de Kristin Verellen, el esposo y la esposa respectivamente de Fabienne Vansteenkiste, de 51 años, y de Johan Van Steen, de 58 años, que perdieron la vida en los ataques.
«Ella había presentido el atentado», dijo Van Calster con voz entrecortada, y señaló que quizás los valores originales de la sociedad como «la sabiduría y la comprensión» hoy en día no significan nada para algunas personas y esa «degradación ha llevado a la muerte de Fabienne».
«Para nosotros el reloj se ha parado. La tristeza es profunda y hay muchas preguntas sin respuesta aún», señaló Verellen, marcada por el dolor, mientras que Dominique Denoël, que resultó herido en el ataque al metro de Maelbeek, dijo que su primera idea fue abandonar la ciudad y no volver jamás.
Pero «ahora sé que solo huiría de mis responsabilidades, porque todos somos responsables del mundo en el que vivimos, aún cuando nuestro único error es permitir que pasen las cosas, afirmó en nombre de los heridos, de los que 18 aún permanecen hospitalizados.
«Nos olvidamos de tejer lazos sociales, sobre todo con la población migrante, de que consumimos de manera voraz petróleo, de que nosotros también fabricamos armas…», señaló.
El rey Felipe valoró que la respuesta de la sociedad belga a los atentados no haya sido el odio, sino la solidaridad y «la responsabilidad y la unidad».
En un mensaje de cierta autocrítica, abogó por que Bélgica «continúe construyendo puentes» y por «corregir nuestras debilidades» y «crear juntos un mundo mejor».
Bélgica ha sido duramente criticada por no haber podido evitar los atentados pese a haber contado previamente con informaciones sobre algunos de los terroristas, y el país ha sido descrito como un «Estado fallido», un Estado con estructuras enrevesadas y una mala coordinación, y como una «tierra fértil para yihadistas».
Michel pidió en su discurso «no volvernos los unos contra los otros, sino estar unidos y fuertes».
«Esto no es una guerra contra el islám. Haremos todo lo que podamos para parar a los terroristas. Es una lucha difícil que tomará tiempo y habrá éxitos y retrocesos, pero tengo toda la confianza en que lo conseguiremos», afirmó.
También intervinieron el director del aeropuerto y el responsable de la sociedad de transporte del metro de Bruselas.
El artista Daan interpretó «Bruselas» de Dick Annegarn, y Gäetano volvió al micrófono para cantar «Le plat pays» (El País llano) de Jacques Brel, mientras que el escritor Geert van Istendael leyó un poema. Los himnos europeo y belga cerraron el acto.
Fuera del Palacio, cientos de personas se reunieron en la Bolsa y depositaron de nuevo flores, banderas belgas y otras, mensajes y velas delante de las escaleras, pocos días después de que las autoridades limpiaran la «alfombra de la solidaridad».
Parte de los mensajes que se acumularon a lo largo de dos meses en ese memorial se guardarán en los archivos de la capital.