Los números del Gobierno revelan una ligera disminución del 0,30 % frente a febrero, cuando el país marcó, con 104.582 lugares de trabajo menos, su peor segundo mes del año también en el último cuarto de siglo.
El balance de marzo es producto de 1.374.485 contrataciones frente a 1.493.261 despidos, lo que situó en 39.373.900 la cantidad acumulada de empleos formales registrados.
Según los datos de la cartera, en los últimos doce meses, también, se produjeron 1.853.076 rescisiones de contratos.
Además, tan sólo cuatro de los 27 estados brasileños consiguieron terminar marzo en positivo: el sureño Río Grande do Sul, los centro-occidentales Goiás y Mato Grosso do Sul, y el norteño Roraima.
En cambio, Sao Paulo y Río de Janeiro (sudeste), así como Pernambuco (nordeste) fueron los estados que más empleos perdieron durante el tercer mes del año.
En cuanto a sectores, la administración pública fue el segmento con mejor desempeño y el único que consiguió cerrar en verde al crear 4.335 puestos de trabajo, frente al comercio, que anotó una pérdida de 41.978 empleos.
Esta semana el Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas (IBGE) divulgó también los datos del desempleo en el país, que aumentó un 40,1 % en el último año hasta alcanzar la cifra récord de 10,4 millones en el trimestre concluido en febrero.
Un escenario que se suma a la crisis económica que atraviesa el gigante suramericano, sumergido en una aguda recesión y envuelto en una tormenta política de la que su presidenta Dilma Rousseff puede salir destituida de su cargo por el Congreso.