La nueva ley reemplaza otra aprobada a mediados de la década de los 80 del siglo pasado para usos tradicionales, como el mascado, la infusión y rituales religiosos andinos.
«Con la aprobación del proyecto de Ley General de la Coca se delimita con precisión los cultivos de la hoja de coca legal en el país», señaló en un comunicado la Cámara de Diputados, tras aprobar la norma y remitirla al Senado que la ratificó horas después.
La nueva ley fue criticada por la oposición porque fija 14.300 hectáreas para la región de Yungas (este de La Paz) y 7.700 hectáreas para la región de Chapare (centro), donde el presidente Evo Morales nació a la vida política. Bolivia tiene en la actualidad 20.200 hectáreas -según monitoreos de las Naciones Unidas-, principalmente en Yungas y en Chapare, mientras un estudio financiado por la Unión Europea en 2013 estableció que la demanda legal necesita como máximo unas 14.700 hectáreas cultivadas.
El gobierno asegura que esa demanda quedó pequeña y anunció que busca mercados internacionales de consumo y la industrialización de la planta con fines medicinales, afirmó el ministro de Desarrollo Rural, César Cocarico.
Empero, analistas y opositores cuestionaron la nueva ley, pues arguyeron que los cultivos de la región del Chapare no pasan por controles legales y que, por lo tanto, alimentarían la producción de cocaína.
El parlamentario opositor Bernard Inch señaló que «una hectárea más por encima del límite es coca excedentaria destinada para el narcotráfico y eso los bolivianos no lo podemos aceptar».
El analista político Franklin Alcaraz dijo que «todo el mundo sabe que la mayor parte de la coca del Chapare no pasa por el mercado legal», pero reconoció que los cocaleros de esta región, por ser leales aliados del presidente Morales, han salido beneficiados.
La nueva ley también era rechazada por cocaleros de Yungas, quienes esta semana protagonizaron violentas protestas en la ciudad de La Paz, aunque al final optaron por no hacer mayores reclamos, pues en esencia se les mantienen sus límites actuales.
Bolivia es el tercer productor mundial de coca y cocaína, después de Colombia y Perú, según la ONU.