Recorrer tantos días la espesa selva del Guaviare, en Colombia, terminaron afectando a Lesly, la niña indígena de 13 años que se convirtió en guía de sus tres hermanitos tras sobrevivir al siniestro de la aeronave que se accidentó el pasado 1 de mayo.
El calor, el hambre y la deshidratación hicieron que, junto al cansancio y al sueño, Lesly llegara a desorientarse.
El trauma de la caída de la avioneta, la pérdida prematura de su madre, los ruidos propios de la selva, los mosquitos, las horas de lluvias y saber que estaba en una zona de animales salvajes le habrían producido estrés y temor.
Según el abuelo de Lesly, Narciso Mucutuy, la pequeña le ha ido describiendo qué sintió esos 40 días que permaneció perdida en tan extremas condiciones.
“La niña me dijo que ya no tenía alientos, ya no tenía fuerzas, se sentía débil. Ella perdió la memoria, tenía visiones y veía luces. Ese fue el momento en el que ellos ya se quedaron quietos en ese lugar pues ya no podían caminar”, expresó.
Además, sus otros nietos le dijeron a Narciso Mucutuy que “no se encontraron con serpientes, tigres ni osos”.
Desde su cama de recuperación, en el Hospital Militar de Bogotá, Lesly afirmó a sus familiares “que nunca sintió miedo, pese a la situación de estar en completa soledad e incertidumbre”.
La pequeña Lesly viajaba junto a su madre, Magdalena Mucutuy, sus hermanos y otros dos adultos en la avioneta que cayó en la selva del Guaviare el pasado 1 de mayo. Solo sobrevivieron los hijos de Magdalena Soleiny, de 9 años; Tien Noriel, de 5, Lesly de 14 y la bebé Cristín a quienes los hallaron el 9 de junio.
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