«Los dos hemos sufrido por las condiciones, especialmente después de un duro inicio de partido, con 3 juegos en 15 minutos y un set de 1 hora y 15 minutos. Fue una gran batalla física», dijo en conferencia de prensa.
Djokovic detalló que en la pista se sentía el viento, el calor y la humedad y se trató de un ejercicio de «resistencia» y de sobrepasar esos «obstáculos».
«Esperaba algo parecido, pero los dos intentamos mantener algo de energía después de algunos puntos», indicó el serbio, que destacó lo agotadores que fueron los «muchos intercambios de golpes desde la línea de fondo».
Explicó que era sabedor de que su rival había «subido su nivel en los últimos meses» y que tendría «mucha confianza» por haber llegado a dos semifinales de dos Masters 1.000, tras el de Indian Wells hace dos semanas, por lo que iría a por el partido y sería «agresivo».
«Juega muy limpio, tiene un tenis muy bonito de ver, por cómo se mueve. Ha mejorado su primer servicio, en el primer set fue complicado saber leerlo, no es tan poderoso y fuerte como el de otros, pero sí muy preciso y eficiente», consideró.
Sobre sus posibles rivales en la final, el japonés Kei Nishikori, sexto cabeza de serie, o el australiano Nick Kyrgios (24), destacó que será un «reto», si se tiene en cuenta la calidad de ambos.
Del australiano dijo que tiene las «cualidades» para ser uno de los grandes, y además es «grande, pero se mueve muy bien» y está mejorando mucho en los últimos meses.
Sobre Nishikori, señaló que es un jugador «muy experimentado, establecido» y acostumbrado a este tipo de partidos.
Cuestionado sobre el beso que dio a la cancha tras el partido ante Goffin, explicó: «Quería estar seguro de que la pista supiera de mi amor, porque sentí calor tanto desde el suelo como desde el cielo».
«Fue un pequeño beso para decirle ‘Adiós, nos vemos en dos días’. Amo esa pista por los preciosos recuerdos que tengo del pasado, de ganar el torneo tantas veces. Es una de mis canchas favoritas», aseguró entre risas.