“Ninguna prioridad en el trabajo de esta Asamblea es tan trascendente como la reforma de la Carta de las Naciones Unidas, particularmente en cuanto se refiere a los necesarios cambios en la estructura y métodos de trabajo del Consejo de Seguridad, y a la relación entre la Asamblea General y el Consejo de Seguridad”, dijo Sevilla en su discurso.
El representante ecuatoriano argumentó que “poco se ha avanzado” en los 20 años que han transcurrido desde que se iniciaron las propuestas y negociaciones sobre ese tema, al que calificó como “un asunto eminentemente político, que debe tratarse en los niveles más altos de adopción de decisiones en los Estados”.
Afirmó que el objetivo de las reformas debe ser modernizar y democratizar la Organización Mundial, para que represente la nueva realidad geopolítica mundial, muy distinta de la de 1945 cuando se suscribió la Carta de San Francisco después de la Segunda Guerra Mundial.
Agregó que uno de los retos de Naciones Unidas es realizar una completa lectura de la historia y de la voluntad política de afrontar con realismo y valentía los complejos desafíos de la agenda internacional contemporánea.
También señaló que tras 20 años “sin logros mayores”, ya se puede dar un nuevo comienzo en la reestructuración de la Carta y del Consejo de Seguridad, pues ya existen las condiciones objetivas para que la Organización avance en la reforma integral del organismo.
“Hoy, superada la Guerra Fría, se ha abierto una nueva era en el funcionamiento real de la comunidad internacional jurídicamente organizada en el seno de las Naciones Unidas, y se ha creado una nueva situación en las relaciones internacionales con la incorporación de Estados que no figuraron entre los suscriptores originales de la Carta”, precisó.
Según Sevilla, el futuro del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas se debe resolver con la adopción de nuevos métodos de trabajo y con la incorporación de Estados que actualmente no están suficientemente representados.
“Debemos aspirar a un Consejo de Seguridad que en su composición y actuaciones sea más democrático aumentando el número de sus miembros, transparentando la toma de sus decisiones dentro del respeto a los límites de las atribuciones que la Carta ha dado a este órgano, trabajando en la eliminación del anacrónico derecho de veto, y revalorizando el rol que le compete a la Asamblea General en cuanto único órgano con membresía universal de las Naciones Unidas”, expresó.