Los opioides son unos compuestos que suelen prescribirse para tratar el dolor. Aunque son adictivos, son de uso común, y su consumo con fines no terapéuticos también está extendido, debido a la sensación de euforia que provocan.
La naloxona es un fármaco genérico que el Instituto Nacional de Abuso de Drogas de los EEUU define como un «antagonista de los opioides», y el Narcan es su versión más conocida y se vende como un espray nasal.
El medicamento bloquea los químicos de la familia de los opioides (heroína, oxicodona, morfina y fentanilo, entre otros) y evita que se adhieran a los receptores del sistema nervioso.
Este es un antídoto que, si se administra a tiempo, revierte por completo los efectos de una sobredosis.
En la mayoría de los países su acceso está restringido a los profesionales de la salud y su disponibilidad sigue siendo reducida, aunque en algunas naciones como Australia, Canadá, Italia o Reino Unido, es de venta libre.
Se espera que a partir de verano esté disponible el medicamento Narcan en más puntos de venta en el país norteamericano, no solo en farmacias sino también en tiendas, y a un precio más asequible.
Además de venderse, se distribuye gratis entre las fuerzas del orden, socorristas, asociaciones comunitarias y organizaciones que trabajan con personas sin hogar y otras poblaciones en riesgo, a través de programas estatales.
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