Francisco se refirió a «aquellos benefactores de la Iglesia que llegan con su oferta, pero que ésta es fruto de la sangre de mucha gente explotada, maltratada y esclavizada con trabajo mal pagado».
El pontífice se había referido durante la audiencia a una frase del profeta Isaías en la que este dice que «Dios no quería sangre de toros o corderos», «ni la oferta realizada con las manos manchadas con la sangre de los otros hermanos».
A estos, dijo el papa argentino, «les digo que se lleven ese cheque. ¡Quema tu cheque!».
«El pueblo de Dios no necesita dinero sucio sino corazones abiertos a la misericordia», agregó.