Ni el cambio de gobernador ni un nuevo plan de seguridad han logrado aplacar la violencia en el Estado mexicano de Guerrero, que despertó con siete hombres asesinados a tiros en su capital, Chilpancingo, que se suman a una ristra de muertos y secuestrados en el primer mes del año.

La violencia continúa imparable, y prueba de ello son los siete cuerpos encontrados esta madrugada con disparos de armas de fuego, signos de tortura y maniatados en dos puntos de la capital estatal.

Fuentes de la fiscalía de Guerrero informaron a Efe que la identidad de cuatro de los muertos corresponde a parte de los jóvenes secuestrados hace apenas dos días en un taller de motocicletas de la capital (siete en total).

Tres de los fallecidos tendrían entre 15 y 20 años, mientras que del cuarto hasta el momento sólo se le ha identificado por su apodo, «el Diente».

Los otros tres jóvenes raptados regresaron a sus casas y están siendo interrogados, explicó hoy a Radio Fórmula el fiscal estatal, Xavier Olea.

Ese mismo martes otros tres jóvenes fueron secuestrados en el barrio La Villita de Tixtla, donde se encuentra la escuela para maestros de Ayotzinapa a la que pertenecen los 43 estudiantes que desaparecieron en 2014 en el municipio de Iguala.

Estas poblaciones, junto con Chilapa, sufren una ola de violencia desde hace meses por la lucha territorial de tres grupos antagónicos.

Los Ardillos y los Rojos se disputan Chilapa, un punto estratégico para el control de la amapola de la que se obtiene heroína. Además los Rojos pelean la plaza de Chilpancingo con el cártel de la Sierra del Sur.

No obstante, los crímenes no se reducen a esta zona del estado. En la región de Tierra Caliente, al noreste, a mediados de enero desaparecieron más de 20 personas.

En el municipio de Arcelia, un comando armado atacó a varios vehículos que se dirigían a una boda, asesinando a tres personas y secuestrando a 17, uno de las cuales fue encontrada posteriormente sin vida. El crimen se adjudicó al grupo los Tequileros.

Luego de un operativo de hasta 500 agentes, las autoridades mexicanas hallaron con vida a 25 personas, entre ellos los desaparecidos de Arcelia y cuatro maestros privados de la libertad días antes.

En este municipio, en la misma semana secuestraron a cuatro miembros de una familia, que fueron retornados por el grupo criminal a sus casas tras comprobar que no tenían relación con un miembro de un grupo enfrentado.

En el balneario de Acapulco, motor turístico de la región, la violencia se ha recrudecido hasta límites insospechados en los últimos meses.

Acumuló 130 homicidios entre el 27 de octubre, cuando asumió el cargo de gobernador Héctor Astudillo, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), hasta principios de enero, según un recuento del diario Reforma.

Si bien, a fin de no desalentar el turismo, las autoridades han remarcado en varias ocasiones que la zona costera de la ciudad está libre de violencia y Astudillo, en unas declaraciones no exentas de polémicas, resaltó que los muertos «se ligan a personas relacionadas con actividades de narcotráfico».

No obstante, dichas afirmaciones no concuerdan con testimonios como el del sector empresarial de la tortilla de Guerrero, que reporta que en 2015 fueron asesinados al menos 20 molineros y cuatro más fueron secuestrados.

Solo en la primera semana de enero siete de sus miembros fueron asesinados, reportó el gremio.

A raíz del pago de secuestros, al menos 20 % de los 1.800 negocios registrados cerraron.

En este mismo periodo, Guerrero ha registrado 319 asesinatos presuntamente relacionados con la delincuencia organizada.

Estas cifras alarmantes llevaron a las autoridades a desplegar una estrategia de seguridad en la que trabajan hasta 10.000 cuerpos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y, solo en Acapulco, 1.000 marinos, además de agentes federales y estatales, dijo Astudillo en una rueda de prensa celebrada en diciembre pasado.

A este operativo se le sumó el miércoles el despliegue de unos 3.500 militares y 200 policías federales y estatales en Chilapa y varias comunidades aledañas.

«Vamos a dar la gran batalla para que Guerrero salga adelante, porque a Guerrero le urge enfrentar su pobreza y sacudirse de la violencia», declaró Astudillo durante la ceremonia de inicio de la operación.

Olea informó hoy del arresto de tres miembros de los Ardillos, dos de ellos cercanos al líder, en una acción que se está llevando a cabo en Chilapa, donde a pesar del operativo fue secuestrado el empresario Gustavo Borja, esposo de una funcionaria municipal.