En declaraciones a la prensa, Cazeneuve reconoció que la amenaza terrorista continúa siendo «elevada» en las capitales europeas, por lo que la movilización de la seguridad en Francia será «excepcional».
El dispositivo será especialmente extenso en la región parisina (con 11.000 efectivos de las fuerzas de seguridad), y en concreto en la zona de los Campos Elíseos y de la Torre Eiffel, epicentro de las celebraciones del Año Nuevo, donde patrullarán 1.700 policías y gendarmes.
Debido a este «contexto particular», y solo mes y medio después de la masacre del 13-N en París y sus alrededores, otros 39.500 bomberos y efectivos de protección civil se sumarán a la movilización dispuesta por las autoridades.
Además, las fuerzas de seguridad tratarán también de impedir que se produzcan los recurrentes actos de violencia en la última noche del año, en particular los incendios de automóviles, que se repiten cada Nochevieja.
Según Cazeneuve, más de 20.000 policías y gendarmes se encargarán en todo el territorio nacional de garantizar la seguridad en las carreteras, otro de los focos de preocupación del Ejecutivo.
Los atentados de este año en París han reducido de forma significativa el número de turistas en la capital francesa -sobre todo japoneses y estadounidenses-, lo que se traduce, entre otras cosas, en un bajón de las reservas hoteleras en estas fiestas del 30 %, de acuerdo con la patronal del sector.
En la misma línea, se espera una menor afluencia en los restaurantes esta Nochevieja, que podría ser hasta un 50 % inferior a la del pasado año.