Pablo Córdova, recepcionista rescatado de las ruinas del hotel El Gato en Portoviejo, habló en Notimundo de la experiencia que vivió atrapado por 36 horas bajo los escombros y de cómo transcurre su vida un mes después de la trajedia.

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«He vuelto de milagro», así empieza Pablo la entrevista con Patricia Terán y Freddy Paredes. «Dios existe para todos y es un milagro que esté vivo».

«Fue una pesadilla la que viví bajo los escombros», es como describe la situación que le tocó enfrentar al quedar atrapado entre los escombros del hotel El Gato, ubicado en Portoviejo, y en el que trabajaba como recepcionista los fines de semana.

Pablo fue sorprendido por el terremoto y la edificación colapsó antes de que pudiera huir. Durante 36 largas horas se aferró a la vida hasta que finalmente los socorristas, a los que siente que les debe la vida, fueron por él.

Asegura que intenta de a poco restablecer su vida. Aún sufre las consecuencias de haber soportado el peso de los escombros y respirado el polvo del concreto destruido. «Todavía siento dolores en el cuerpo y según los doctores (el alivio) va a demorar», comenta.

No obstante, este sobreviviente se siente feliz de ser justo eso: un sobreviviente. «Me siento alegre de estar con mi familia, en medio de todo dolor, les digo a mis amigos y mi familia que tengan fe y fortaleza espiritual para seguir adelante».

Aunque sin trabajo, Pablo asegura que está tranquilo. Vive en su casa que resistió el terremoto, recibe donaciones y confía en que pronto una oferta de trabajo se hará realidad. Lo que más le conmueve, dice, es ver la solidaridad del país.

Sin embargo, Pablo sabe que no podrán vivir para siempre de las donaciones y por eso considera que puede trabajar dando charlas de motivación a partir de su experiencia.