Desde su receta de «cariñoterapia» hasta su condena a la explotación, pasando por sus advertencias sobre la corrupción y su llamado de atención a un joven que lo jaloneó y casi lo hace caer, el papa Francisco ha dejado huella en México con frases y hechos dirigidos a los diversos sectores de la sociedad.
– En la ceremonia de bienvenida que le ofreció el presidente Enrique Peña Nieto en Palacio Nacional.
«Cada vez que buscamos el camino del privilegio o beneficio de unos pocos en detrimento del bien de todos, tarde o temprano la vida en sociedad se vuelve un terreno fértil para la corrupción, el narcotráfico, la exclusión de las culturas diferentes, la violencia e incluso el tráfico de personas, el secuestro y la muerte».
– En su visita al Hospital Infantil «Federico Gómez» de la capital mexicana.
«A todas las personas que no solo con medicamentos sino que con la cariñoterapia ayudan a que este tiempo sea vivido con mayor alegría. Tan importante la cariñoterapia, tan importante. A veces una caricia ayuda tanto a recuperarse».
– Al celebrar misa ante indígenas en San Cristóbal de las Casas, Chiapas.
«De modo sistemático y estructural, sus pueblos han sido incomprendidos y excluidos de la sociedad. ¡Qué tristeza! Qué bien nos haría a todos hacer un examen de conciencia y aprender a decir ¡Perdón! El mundo de hoy, despojado por la cultura del descarte, los necesita».
– Al dirigirse a niños en la Catedral de Morelia, Michoacán.
«Sigan siendo creativos, sigan así buscando la belleza, las cosas lindas, las cosas que duran siempre. Y nunca se dejen pisotear por nadie».
– Durante su encuentro con jóvenes en el estadio José María Morelos y Pavón de Morelia.
«Es mentira que la única forma de vivir, de poder ser joven, es dejando la vida en manos del narcotráfico o de todos aquellos que lo único que están haciendo es sembrar destrucción y muerte».
«Jesús nunca nos invitaría a ser sicarios, sino que nos llama discípulos. Nunca nos mandaría a la muerte, sino que todo en Él es invitación a la vida».
«Ustedes son la riqueza de este país; cuando duden de eso miren a Jesucristo, el que desmiente todos los intentos de hacerlos inútiles, o meros mercenarios de ambiciones ajenas».
«¡No seas egoísta!», dijo cuando reclamó a un joven que casi lo hace caer al tirar de él.
– A los reos en una cárcel de Ciudad Juárez, Chihuahua.
«El problema de la seguridad no se agota solamente encarcelando, sino que es un llamado a intervenir afrontando las causas estructurales y culturales de la inseguridad, que afectan a todo el entramado social».
«Quien ha sufrido el dolor al máximo, y que podríamos decir experimentó el infierno, puede volverse un profeta en la sociedad».
– Al dirigirse a trabajadores reunidos en el Colegio de Bachilleres en Ciudad Juárez.
«Dios pedirá cuenta a los esclavistas. El lucro y el capital no son un bien por encima del hombre; están al servicio del bien común. Y, cuando el bien común es forzado para estar al servicio del lucro y el capital, la única ganancia posible, eso se llama exclusión».
– Durante la misa ante migrantes y víctimas de violencia en Ciudad Juárez.
«Me he sentido acogido, recibido por el cariño, la fiesta, la esperanza de esta gran familia mexicana. Gracias por abrirme las puertas de sus vidas, de su nación».
«La noche nos puede parecer enorme y muy oscura, pero en estos días he podido constatar que en este pueblo existen muchas luces que anuncian esperanza».