Según un recuento de CNN, el lunes logró el número de delegados y superdelegados necesarios para ser la candidata presidencial demócrata.
Tiene un total de 2.384 delegados -1.812 delegados y 572 superdelegados-, uno más de lo necesario para la nominación.
Se espera que su cuenta de delegados aumente este martes, cuando seis estados, incluyendo California y Nueva Jersey –con gran número de delegados en juego-, celebren sus asambleas partidistas.
La ex primera dama, senadora por Nueva York y secretaria de Estado se convertirá oficialmente en candidata demócrata en la convención del próximo mes y se enfrentará al virtual candidato republicano Donald Trump en una batalla que ya se perfila como una de las campañas más desagradables en la historia moderna de EE.UU.
«Estamos al borde de un momento histórico, pero todavía tenemos trabajo que hacer, ¿verdad?, dijo Clinton en Long Beach, California. «Tenemos seis elecciones mañana y vamos a luchar duro por cada voto, especialmente aquí en California».
Aunque Clinton ya tiene a Trump en su punto de mira, ella también tiene trabajo que hacer en su propio partido, y se ha comprometido a unir a los demócratas después de una batalla agotadora por la nominación contra el senador de Vermont Bernie Sanders. El autodeclarado socialista montó su propia cruzada contra la clase política y prometió luchar hasta la convención en julio, a pesar de estar eliminado matemáticamente en la carrera.
Camino sembrado de obstáculos
Como gran parte de la vida de Clinton, el camino a la nominación estaba sembrado de obstáculos, y muchos de sus retos fueron autoinfligidos: relacionados con su servidor de correo electrónico, su resistencia al escrutinio de la prensa o sus habilidades de campaña, a menudo criticadas.
Como ocurrió en 2008, Clinton era vista como la candidata inevitable, pero de nuevo se enfrentó a un inesperado desafío desde la izquierda.
Las primarias fueron marcando un todo cada vez más amargo en la carrera por la nominación, desde aquella primera –y ajustadísima- victoria en las asambleas de Iowa hasta su humillante derrota en las primarias de New Hampshire.
Sin embargo, Clinton fue capaz de obtener la candidatura gracias a su buen desempeño en el sur y su fuerza en grandes estados como Nueva York y Pennsylvania, junto con su ventaja entre los superdelegados.
Una vida política
La política ha estado entrelazada con la vida de Clinton desde que dio el discurso de graduación de Wellesley College en 1969 y se encontró con el joven que se convertiría en su futuro marido y el 42º Presidente de Estados Unidos.
Antes, cuando era una figura política profundamente polarizante como primera dama, durante las guerras políticas de la década de 1990, parecía impensable que Clinton pudiera reinventarse como la candidata presidencial de su partido.
Clinton entrará en la elección general con uno de los más impresionantes curriculums de cualquier aspirante presidencial reciente. Fue testigo de las presiones y las cargas personales de la presidencia desde cerca, al lado de su marido, el expresidente Bill Clinton. También ha sobrevivido a varias crisis políticas haciendo uso de la capacidad de recuperación casi sobrenatural y es conocida por su dominio de la política.