Cristina de Borbón se ha sentado en el banquillo como cooperadora en los delitos fiscales de su esposo.

Cristina de Borbón declaró ayer ante el tribunal del caso Nóos, pero solo ha aceptado contestar a las preguntas de su abogado. Es decir, no ha querido responder a las acusaciones ni al resto de las defensas.

La Infanta se ha sentado en el banquillo de los acusados como cooperadora necesaria en dos delitos fiscales de su esposo, Iñaki Urdangarin, que terminó de declarar a las 17:00, después de haber empezado el pasado viernes a las 13:00.

Urdangarin ha señalado ante el tribunal que su esposa conocía «vagamente» los servicios de consultoría que él prestaba a través de la empresa de la que ambos eran copropietarios, Aizoon, y de la que —según la investigación— se habría servido el acusado para defraudar a Hacienda. «Confío plenamente en mi marido y estoy convencida de su inocencia», dijo la Infanta.

Así, la hermana de Felipe VI protagonizó con su declaración una imagen histórica transmitida en directo por televisión, ya que es la primera persona de la familia real española que se sienta en el banquillo de los acusados, en este caso por el juicio del «caso Noos», y afirmó creer en la inocencia de su esposo.

El tribunal juzga a la infanta, su marido y otros 16 acusados, por una trama de corrupción y el presunto desvío de 6,1 millones de euros (6,6 millones de dólares) de fondos públicos al Instituto Noos, que dirigió el cuñado del rey Felipe VI de 2003 a 2006.

El sindicato Manos Limpias, que ejerce la acusación popular contra la infanta, pide 8 años de cárcel para Cristina de Borbón, a la que acusan de cooperar en dos delitos fiscales de su esposo.

Urdangarin está acusado a su vez de tráfico de influencias, malversación, prevaricación, fraude, estafa, falsedad, delitos contra Hacienda y blanqueo, por los que la acusación pide penas de entre 11 y 26,5 años de prisión.

Cristina de Borbón fue titular junto a su marido de Aizoon, la empresa que presuntamente usó su marido para desviar a su patrimonio personal los fondos públicos que obtenían a través del Instituto Noos, creada sin ánimo de lucro.

La hermana del monarca español dijo que accedió a la constitución de esta empresa a medias con su marido, Iñaki Urdangarin, por su confianza en él: «Firmé en confianza del asesor fiscal y de mi marido», señaló.

En una declaración de poco más de una hora, Cristina de Borbón negó que su presencia en esta sociedad fuera un escudo fiscal ante la Hacienda española, y que su marido o ella tuvieran cuentas entonces en paraísos fiscales.

«Todo lo que hacíamos estaba controlado», defendió De Borbón y precisó que por su condición de miembro de la familia real española ella «hubiese sido sometida a mayor transparencia y quizá a mayor control por parte de la Administración».

Ha aclarado que ella no tenía poderes en la sociedad, ni recibía sus extractos bancarios, ni tampoco usaba la tarjeta visa corporativa a su nombre («la custodiaba él»), ni asistió a ninguna junta: «No participé en la gestión ni en la administración de Aizoon. Tampoco realicé ningún trabajo».

De los temas de Aizoon nunca hablaron, ha dicho, «ni de nada que se le relacionara». «Hablábamos de otros temas», ante lo que el abogado ha querido saber por qué no le preguntaba a su marido por la empresa: «No procedía, no eran temas que me interesase hablar con él, en esos años nuestros hijos eran muy pequeños y estábamos muy ocupados».

Durante tres jornadas y tras casi 16 horas de declaración, que finalizaron hoy por la mañana, su marido, Iñaki Urdangarin señaló que su esposa nunca tuvo participación alguna en las actividades que él desarrolló en torno al Instituto Nóos y que su presencia como copropietaria en la empresa que fundaron no tenía efectos prácticos.

Ha responsabilizado del cargo de gastos familiares a esta empresa en su secretaria y en su contable, en quien descargó también la toma de decisiones sobre facturación y contratación de la empresa.

Iñaki Urdangarin aseguró hoy en su declaración ante el tribunal que le juzga que la actividad del Instituto Nóos, que presidía, era «totalmente transparente» y contaba siempre con la supervisión de la Casa Real española a través del secretario de las infantas, Carlos García Revenga.

«Nunca hemos pretendido ocultar nada», aseguró hoy el cuñado del rey en la que es decimocuarta jornada de este juicio, y que finalizó hoy la declaración de los acusados con la infanta.