Después de haber barrido en los Grammy, Kendrick Lamar ha demostrado que no hay escenario que le quede grande.
Este domingo se convirtió en el primer rapero en solitario que se hace cargo del medio tiempo del Super Bowl, uno de los espectáculos más vistos del planeta.
Lamar dio una vuelta triunfal en el estadio de Nuevo Orleans, donde llevó a una audiencia global a un paseo por las calles de Compton, la ciudad de Los Ángeles que lo vio crecer hasta convertirse en la voz más original del hip hop estadounidense reciente.
En este recorrido, Lamar saldó cualquier cuenta pendiente con Drake, el rapero y rival con quien sostuvo un intercambio de golpes sonoros durante el verano pasado.
Kendrick hizo esperar a la audiencia para oír una canción lanzada en mayo y que para finales de 2024 se había convertido ya en un fenómeno cultural.
Fue el corte más oído de la plataforma de Apple y reinó las listas de éxitos por 38 semanas.
Kendrick Lamar, también llamado K-Dot, interpretó una versión limpia de Not Like Us.
Aún así, se dio el lujo de encontrarle espacio a la frase “Drake, I hear you like ‘em young (Drake, escuché que te gustan jóvenes)”. Sobre el cuello le colgaba un collar de brillantes con una a menor.