Aunque las cifras de las Naciones Unidas son diferentes, las autoridades ucranianas denunciaron, el domingo 6 de marzo, que alrededor de 40 niños han fallecido y más de 70 han resultado heridos tras el conflicto militar entre Rusia y Ucrania.

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) advirtió que, el conflicto en Ucrania, que ya está en su segunda semana, está causando un daño estremecedor en los niños y niñas de ese país.

La agencia afirma que millones de niños podrían quedar atrapados en la espiral de violencia a medida que los combates se intensifican en los principales centros urbanos del país y sus alrededores. Además, los niños corren mayores peligros de resultar heridos o de morir cuando se utilizan armas y municiones explosivas en zonas pobladas.

La Directora Regional de Unicef para Europa y Asia Central afirmó que “no hay operaciones armadas de esta envergadura que no provoquen daños a la infancia” y agregó que “las consecuencias serán trágicas”

Desde el 24 de febrero, 17 niños han muerto y 30 han resultado heridos en el conflicto. Estos datos provienen solo de los informes que las Naciones Unidas han podido verificar, sin embargo, el verdadero número de víctimas infantiles podría ser mucho más elevado.

Este conflicto armado también ha desencadenado un desplazamiento a gran escala de la población, dando lugar a lo que pronto podría convertirse en una de las mayores crisis de refugiados en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Medio millón de niños ya han huido de Ucrania a los países vecinos, y el número de refugiados sigue aumentando.

Uno de los casos es el de Hassan, un niño de 11 años que viajó solo 1.200 kilómetros, desde el este de Ucrania hasta Eslovaquia, con el número de teléfono de sus familiares anotados en la mano. Su madre, al tener que cuidar de su anciana progenitora, no pudo viajar con Hassan, y lo embarcó en un tren con la esperanza de mantenerlo salvo.

El niño llevaba una bolsa de plástico, una pequeña mochila roja en su espalda y su pasaporte. Él fue acogido por voluntarios que le dieron comida y bebidas, mientras funcionarios fronterizos localizaban a sus familiares en la capital eslovaca, Bratislava.

Cuando Hassan finalmente llegó a la frontera entre Ucrania y Eslovaquia, los funcionarios de aduanas lo ayudaron a cruzar y se refirieron al pequeño como «un verdadero héroe».

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