El Jardín Botánico de Quito, junto con el Ministerio de Ambiente, inició una campaña de sensibilización de la conservación de la Palma de Cera. Carolina Jijón, directora del Jardín Botánico, en entrevista exclusiva comentó los riesgos que implica utilizar este material para el medio ambiente.

El Jardín Botánico de Quito inició una campaña de sensibilización de la conservación de la Palma de Ramos, conocida también como Palma de Cera. Carolina Jijón, directora del Jardín Botánico, en entrevista exclusiva para Notimundo, explicó que el uso de esta rama para la celebración del Domingo de Ramos es perjudicial para el medio ambiente, ya que no solo se extingue la Palma sino además una especie de loro cuya alimentación depende de ella. A esta campaña se sumaron el Ministerio del Ambiente, la Iglesia Católica y la Dirección zonal, con el fin de realizar controles y sancionar a quienes comercialicen la rama de la Palma de Cera.

Jijón, además, comentó que hace 30 años en el área protegida de Pasochoa, existía la Palma de Cera en enormes cantidades; sin embargo, debido a que las personas utilizan esta rama para la elaboración de los Ramos para la ofrenda, “prácticamente se extendieron masivamente, ya que acudían las personas a cortar sus hojas más verdes para la elaboración de las ofrendas. Actualmente, en el Pasochoa existen dos ejemplares de esta rama”, aseguró. Resaltó entonces la importancia de realizar controles para evitar la venta de esta rama, ya que se trata de una palma en extinción y que el cultivo de la misma es muy compleja.

Según Carolina Jijón, existen otros árboles de los que se puede realizar estos ramos como el pino, el eucalipto, el ciprés o incluso el cutul del maíz. Afirmó que el no usar la Palma de Cera no significa que se esté yendo en contra de una tradición, ya que la idea es usar otros elementos que no corran con el peligro de extinguirse y que además, no afecte a una tradición religiosa.