Durante el Gobierno de Lula, que inició en el año 2003, se crearon más de 15 millones de puestos de trabajo y disminuyó la pobreza al sumarse 40 millones de brasileños a la clase media. Se crearon programas sociales como Hambre Cero, Bolsa de Familia, Luz para Todos y Agricultura Familiar. Estos permitieron un aumento de la renta per cápita, el acceso de la población más pobre a bienes y el fortalecimiento del mercado interno. Logros que se ven empañados con los recortes de la actual gestión y que en definitiva peligran si la derecha logra su propósito de sacar a la presidenta por medio del golpe parlamentario.
El exmandatario estabilizó la economía brasileña y la hizo crecer en un promedio de 4,1 por ciento anual. Canceló toda la deuda del país con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y redujo la tasa de desempleo que estaba en 10,5 por ciento en diciembre de 2002 al 5,7 por ciento en noviembre de 2010.