El fuego se declaró alrededor de las 03.30 hora local de hoy (22.00 GMT del sábado), tras varias horas de espectáculo de fuegos artificiales en el templo de Puttingal, en el distrito de Kollam del estado de Kerala, cuando una pila con material pirotécnico, supuestamente no autorizado por las autoridades, se incendió desencadenando la tragedia.
Un portavoz de la Policía de Kerala, Anil Kumar, dijo a Efe que «la cifra oficial de fallecidos es de 105, mientras que la de heridos es de alrededor de unos 350, porque varía», en alusión al grave estado de algunos de los ingresados en los hospitales.
«La operación de rescate sigue, con equipos de emergencia, el Ejército, la Policía y los bomberos trabajando, con ayuda además de la población local», afirmó la fuente de la Jefatura de la Policía en la región.
El suceso pudo tener incluso mayores dimensiones, dado que en el momento en que ocurrió entre 10.000 y 15.000 personas asistían a la celebración.
El comandante adjunto Anil Shekhawat de la Fuerza de Respuesta de Desastres Nacionales de la India (NDRF, en sus siglas en inglés) explicó a Efe que, «aunque sigue la operación (de rescate), ya no se está sacando a nadie», en referencia a quienes quedaron atrapados bajo una construcción que se derrumbó por la explosión.
«Lo que se está haciendo principalmente es ayudar a los equipos médicos para que presten en el lugar de los hechos los primeros auxilios a los heridos, antes de llevarlos a los hospitales», indicó.
Shekhawat añadió que «se ha atendido a más de 300 personas, pero es una cifra que no está cerrada».
«La zona ya está casi despejada y lo único que se está encontrando ahora son cascotes, pero se seguirá trabajando durante algún tiempo más», agregó.
El Ejército indio envió cuatro helicópteros, dos aviones y dos barcos para colaborar en las tareas de evacuación en la localidad costera de Paravur, donde ocurrió la tragedia.
Además, desplazó equipos médicos desde varios regiones del país para reforzar la atención a los heridos, según informó el Ministerio de Defensa de la India en la red social Twitter.
El primer ministro indio, Narendra Modi, se trasladó a la zona para visitar a los heridos en un hospital y supervisar personalmente los trabajos sobre el terreno, en un vuelo en el que fue acompañado de un equipo médico especializado en quemados.
La consternación por la tragedia en el país asiático se ha visto acompañada por la polémica, ante la supuesta falta de permisos del templo para manejar material inflamable y pirotécnico.
En Kerala rige una prohibición de utilización de material pirotécnico por distritos, pero las autoridades expiden permisos puntuales para su uso en celebraciones específicas.
Sin embargo, en este caso parece que ni tan siquiera contaba con una de estas autorizaciones.
Un responsable de la Administración local, A. Shainamol, declaró a la cadena de televisión india NDTV que el templo no tenía permiso para usar este material, mientras que el diario «The Indian Express» informó de que la Policía había advertido al centro religioso de que no tenía autorización para realizar una celebración como la que hizo.
Las autoridades han presentado ya una denuncia contra los responsables del templo y los proveedores del material pirotécnico, según la agencia india PTI.
El jefe del Gobierno de Kerala, Oommen Chandy, aseguró en una visita al lugar del siniestro que «383 personas fueron ingresadas en diferentes hospitales» y declaró que se ha solicitado una investigación policial y judicial.
La viceministra india de Comercio e Industria, Nirmala Sitharaman, indicó que se ha ordenado al organismo estatal de seguridad en almacenamiento de explosivos (PESO, en inglés) que desplace un equipo para determinar si los fuegos artificiales que explotaron tenían la preceptiva autorización.
Tras conocer la tragedia, las reacciones de solidaridad y expresiones de dolor se han repetido, como las del papa Francisco, el Gobierno de España o los duques de Cambridge, que precisamente se encuentran de visita en la India.