El MAE, que tiene como objetivo principal velar por los intereses ambientales del país, ha colaborado con unidades especializadas que reportan los avances, tanto en el control de los Gobiernos Autónomos Descentralizados (GADs) para que obren de una manera técnica y correcta, así como también brindarles un soporte técnico adecuado en este tema.
En cuanto a escombros, el Ministerio del Ambiente, en un trabajo conjunto con los GADs y el Ministerio de Transportes y Obras Públicas (MTOP), han aprobado nueve escombreras en la zona de desastre; estas están ubicadas en Portoviejo, Manta, Sucre, Bahía, Pedernales, Jaramijó, Bolívar, Calceta y Jama. Cabe indicar que hay otras que están por aprobarse, indicó Benavides.
“Se ha estimado que, aproximadamente, se deben recoger unos 750.000 metros cúbicos de escombros en las zonas; por ejemplo, solo en Pedernales, que fue destruida en un 70-80%, se estiman unos 190.000 metros cúbicos. Son cifras parecidas o quizás un poco mayores para Manta y Portoviejo, y mucho menores para otras, como en Muisne, donde se estima que habrá alrededor de unos 12.000 metros cúbicos”, señala el funcionario.
Sobre el tema de desechos, Benavides aclara que esa es una competencia netamente Municipal, sin embargo se ha colaborado con ellos para poder supervisar y asesorar para que la recolección, transporte y separación de estos sea hecha de una manera técnica.
“Si usted enfoca la realidad antes del terremoto, que era ya deficiente, después del terremoto se hizo aún más crítica pero hay que reconocer la gran solidaridad de empresas amigas, municipios amigos y no amigos prestando carros recolectores, volquetas, inclusive carros refrigerados para transporte de desechos infecciosos, en ese sentido ha habido un manejo controlado”, asegura el Subsecretario, quien recordó que los rellenos sanitarios en el país están gestionándose y otros recién se están instalando.
Aclaró también que el material recolectado de los escombros no será reutilizado porque está contaminado con restos de metales pesados o aceites de transformadores, entre otras sustancias que podrían afectar a la salud humana.
Benavides resalta además que pese a la tragedia, esta debería ser la oportunidad del país para que se reconstruyan las ciudades con planes preventivos a futuro. “Veo optimistamente ese concepto de ciudades sostenibles, porque si tenemos la parte de obras públicas, la parte eléctrica, carreteras, lo ambiental como un concepto transversal, va a ser muy factible que lo que hagamos de ahora en adelante tenga también una repercusión importante en la disminución de vulnerabilidad en riesgos y temas ambientales, lo cual ninguna de nuestras ciudades lo tienen hoy”.