El fallecimiento de Galabru, que pese a su avanzada edad siguió trabajando hasta hace unas semanas sobre los escenarios, ha recibido gran atención por los medios franceses debido a la popularidad del desaparecido actor, que se disparó tras aparecer junto a Louis de Funes en «Le gendarme de Saint-Tropez» (1964).
Galabru, que murió durante la madrugada mientras dormía, era más conocido en España por su inolvidable papel como representante y amante de la folclórica Amalia (Mary Carmen Rodríguez), la esposa de Manolo (Fernando Fernán Gómez) en «Belle Époque» (1992).
Tras conocer su fallecimiento, el presidente francés, François Hollande, expresó el «reconocimiento» de Francia por las «emociones y las alegrías que él nos pudo dar», según un comunicado difundido por el Palacio del Elíseo.
«Galabru era mucho más que un actor de gran talento. Se había convertido para varias generaciones de franceses en una figura familiar. Sobre todo era un enamorado perdido del teatro. Actuó tanto en piezas del repertorio como en comedias de bulevar hasta su último suspiro», dijo Hollande.
Nacido el 27 de octubre de 1922 en Safi (Marruecos), Galabru descartó su gran pasión, el fútbol, para decantarse por el teatro, que le permitió hacer su entrada en la prestigiosa Comédie Française en 1950.
Siete años después dejó la institución creada en el siglo XVII para pasar a la gran pantalla, donde encadenó éxitos como «La guerre des boutons» (1962) o «Le gendarme de Saint-Tropez», que le convirtieron en un rostro fácilmente reconocible para los franceses.
Pese a su fama, todos sus allegados destacaron hoy que Galabru jamás perdió la humildad y la cercanía, atributos que le hacían enojarse cuando alguien lo calificaba como «monstruo sagrado» de la interpretación.
Con el paso de los años comenzó a recibir un mayor número de papeles dramáticos y obtuvo su mayor reconocimiento, el Premio César, en 1976 gracias a su trabajo en «Le Juge et l’Assassin», de Bertrand Tavernier.
En el cine, Galabru fue Abraracourcix en «Astérix et Obélix contre César» (1999) o un siniestro personaje en el superéxito de la comedia francesa «Bienvenu chez les Ch’tis» (2008), pero nunca perdió el cordón umbilical que lo mantuvo unido al teatro popular.
Devoto del autor francés Marcel Pagnol, obtuvo por primera vez en su carrera el premio Molière (el más prestigiosa de las tablas francesas) en 2008, gracias a su papel en «Les chaussettes opus 124».
Su fecundísima carrera, con cientos de representaciones e interpretaciones en cine y teatro, se prolongó hasta el pasado noviembre, cuando un profundo cansancio se apoderó de Galabru, muy afectado por las recientes muertes de su mujer y de su hermano.